Los primeros expedicionarios llegaron a Cayo Confites el 30 de julio de 1947 a bordo de dos embarcaciones, el buque Aurora y el Berta. Una tercera nave, la goleta Victoria, perdió el rumbo a causa de un mal tiempo y apareció tres días más tarde con un cargamento de muertos vivos. Se les había acabado el agua y la comida y habían sido zarandeados de diestra a siniestra. Estaban amarillos, mareados, desfallecientes, sucios o más bien asquerosos, muchos de ellos tumbados sobre la cubierta, otros en el interior, nadando en sus propios vómitos y heces. Algunos estaban tan flojos que fue menester cargarlos para bajarlos a tierra. Pero lo peor es que dos de los más jóvenes tripulantes, un muchacho venezolano y otro cubano, habían desaparecido durante la marejada. La operación no había hecho más que comenzar y ya se contaban dos muertos. los dos primeros muertos.