Pedro Conde Sturla
10 noviembre, 2023
Cuándo Barón Altagracia se vio en el espejo del sanitario, adonde había ido con mucho apuro, comprendió de inmediato, que lo habían cambiado por otro, que no era él quien se miraba a los ojos fijamente.
Pedro Conde Sturla
10 noviembre, 2023
Cuándo Barón Altagracia se vio en el espejo del sanitario, adonde había ido con mucho apuro, comprendió de inmediato, que lo habían cambiado por otro, que no era él quien se miraba a los ojos fijamente.
En esa época estaba tomando un curso de terrorismo por correspondencia, hasta que me dieron una beca para estudiar en la Unión Soviética. El hecho es que la CIA me había fichado como terrorista por mi participación en la insurrección de abril de 1965 y por ser militante del Partido Comunista Dominicano y decidí seguir la profesión, la vocación que me había asignado la CIA. Mi primo Antonio estaba fichado como terrorista, mi primo Narcisín estaba fichado como terrorista, mi primo Alfonso estaba fichado como publicista y todos mis hermanos y muchos de mis amigos estaban fichados como terroristas. Estaba de moda ser terrorista y decidí seguir la corriente. Terrorista o publicista. Pensé que tendría un gran futuro como terrorista.
Los festejos de la bestia
Pedro Conde Sturla
14 abril, 2023
La bestia tenía muchos motivos para celebrar y hubo grandes celebraciones. El año 1947 había sido difícil desde el principio, pero la razón y el orden habían prevalecido, prevaleció el régimen de terror de la bestia. El 16 de agosto se había juramentado de nuevo como presidente, por cuarta vez presidente, elegido casi por unanimidad. Los comunistas del PSP y los antisociales de Juventud Democrática, que habían desafiado su gobierno públicamente, estaban en el exilio o en la cárcel o estaban muertos. La mayor amenaza que se había orquestado contra su gobierno, la expedición de Cayo Confites, se había derrotada en parte a sí misma…
Pedro Conde Sturla
19 agosto, 20023
Los cincos sobrevivientes del Catalina serían trasladados al poco tiempo a la capital, que desde 1936 se llamaba Ciudad Trujillo, la flamante Ciudad Trujillo que honraba al Padre de la Patria Nueva, o quizás viceversa.
Pedro Conde Sturla
28 julio, 2023
Prisioneros de Luperón junto a las numerosas armas que trajeron en el Catalina |
Cinco de los siete fugitivos habían sido capturados con vida y dos habían escapado, provisionalmente escapado. Los primeros minutos del cautiverio fueron de incertidumbre. Estaban vivos, por alguna razón estaban vivos, quizás por él momento vivos, quizás mientras tanto vivos, pero los soldados podían estar esperando instrucciones o poniéndose de acuerdo para ejecutar una matanza en regla. Torturarlos y matarlos probablemente, en el estilo acostumbrado. Quizás ya tenían las órdenes, tal vez sólo se estaban divirtiendo, jugando con los juguetes nuevos.
Pedro Conde Sturla
27 enero, 2023
Buques Fantasma y Aurora frente a Cayo Confites, 1947 |
En aquel islote devastado por el fuego amanecieron los frustrados expedicionarios aquel día memorable del 21 de septiembre de 1947. Uno de los tantos días memorables o inmemorables de Cayo Confites. Lo que tenían a su alrededor era un paisaje surrealista en el que todavía humeaban algunas brasas y yerbajos. A todos los embargaba un sentimiento de derrota y una rabia impotente entre pecho y espaldas.
Pedro Conde Sturla
20 enero, 2023
Pedro Conde Sturla
23 diciembre, 2022
Expedicionarios en formación. FUENTE REVISTA BOHEMIA DEL 2 DE NOVIEMBRE DE 1947 |
La presencia de aviones del imperio y de la fuerza área cubana sobre los cielos de Cayo Confites no era nada auspiciosa. Del imperio no podía esperarse nada bueno, pero la hostilidad de los aviones de las fuerzas armadas cubanas causaba estupor. Alguna contradicción había entre el gobierno que apoyaba a los expedicionarios y el ejército que debía estar apoyando al gobierno. Además, en el cayo se confrontaban problemas mucho más serios. El abastecimiento de agua y comida se dejó al parecer como quien dice en las manos de Dios, y al parecer Dios estaba ocupado o por lo menos distraído. De otra manera no se explica cómo a los pocos días de la llegada empezaron a escasear los preciados alimentos. Se sometió entonces a los legionarios a un estricto racionamiento, a una dieta prácticamente de hambre.
Pedro Conde Sturla
16 diciembre, 2022
Fidel Castro en un lugar no precisado |
Cayo Confites era una especie de paraíso para las moscas y los mosquitos, un lugar surrealista que parecía haber sido elegido por el enemigo. Quizás el lugar perfecto para entrenar y endurecer a las tropas, que comenzaron a llegar a finales de julio de 1947.
Pedro Conde Sturla
25 noviembre, 2022
Pedro Conde Sturla
18 noviembre, 2022
En el mes de enero de 1946 —la época en que Juancito Rodríguez llega a Cuba, una vez terminada la segunda carnicería mundial—, todo conspiraba a favor de un gran movimiento insurreccional contra el gobierno de la bestia. No faltaban, por supuesto, hombres entrenados y con experiencia militar ni faltaban armas ni dinero para comprarlas a precios inmejorables. Había un exceso de disponibilidad. De hecho, quizás el mayor problema y una de las causas del fracaso de la expedición se debió al gran número de personas que se sumó a la empresa.
Pedro Conde Sturla
4 noviembre, 2022
Juancito Rodríguez y su esposa acompañados por un sonriente Mauricio Báez. La Habana, Cuba, década de1940. |
Juancito Rodríguez llegó a ser uno de los hombres más ricos del país, si acaso no el más rico. Dicen que llegó a tener mas de diez mil o quince mil cabezas de ganado, que los cerdos y las gallinas eran incontables, que tenía más de doce mil tareas sembradas de cacao y otras miles sembradas de café y otros productos agrícolas. Dicen que su finca, o más bien fincas, eran de las las mejores del área del Caribe. Dicen que producía millones de plátanos y guineos y víveres de todo tipo, que podía abastecer a toda la capital y que poseía una de las más acreditadas, quizás la más acreditada traba de gallos de lidia, finos caballos, una o varias cuadras de caballos de raza y paso fino, buenas casas, todo tipo de bienes a granel y mucho dinero…
Pedro Conde Sturla
11 noviembre, 2022
El camión lo asaltaron. Yo no tengo nada que ver, ninguno de nosotros tiene nada que ver. Nos encañonaron y nos dejaron amarrados en el suelo, nos patearon cuando estábamos en el suelo, eso es todo lo que sé. Nos dijeron que no intentáramos desamarrarnos, que ni siquiera intentáramos respirar y en eso llegaron ustedes. Llegaron los policías y nos cayeron a culatazos. Estábamos amordazados y amarrados por la espalda y nos cayeron a culatazos.
Pedro Conde Sturla
28 octubre, 2022
Alguien dijo en alguna ocasión (quizás un poeta francés que debería recordar y no recuerdo), que hay seres que solo viven por la poesía, por la revolución y el amor. Gente que inspira y enseña, a veces sin proponérselo. Gente que ama los libros y las palabras y convierte una caminata, un paseo entre ruinas y marismas, en una cátedra de vida. Gente como él, gente como don Heriberto.
Pedro Conde Sturla
21 octubre, 2022
Sólo cuando visité el monumento a los héroes —enmohecido y desgajado por la incuria—, tuve plena conciencia de haber regresado. Entonces empecé a ver las cosas de la manera en que don Heriberto nos enseñó a ver las cosas, el significado de las cosas. Con un dejo de nostalgia recorrí los lugares donde solíamos reunirnos y pensé en él tristemente. En este pueblo nació don Heriberto, aquí nacieron sus padres y sus abuelos, nació su hijo único, el hijo que le mataron. Tenía raíces profundas en el lugar y muchas cicatrices en el alma.
Pedro Conde Sturla
14 octubre, 2022
oh despojos apenas
ingrato
viejo error…
sales para cultivar el verdín de la muerte
despojos despojos
Doradas Cenizas del fénix.
La gente ya ni recuerda que alguna vez era apenas un caserío que llamaban Las Cañitas, un paraje remoto en la arbolada geografía, encajonado al fondo, a un costado de la bahía: esa alucinación de aguas verdes y blancas y azules, ese tenaz deslumbramiento.
(Diálogo)
Alfredo Conde Pausas
[Pocos años antes de la segunda guerra mundial, la bahía de Samaná era visitada por buques de la marina de guerra alemana. Durante su estadía, los jóvenes marinos germanos, tripulando veloces lanchas de motor, desde la salida hasta la puesta del sol recorrían incansablemente toda la superficie de la bahía, sondeando sus profundidades; y bordeaban palmo a palmo todos los festones de la accidentada costa para reunir los datos tendientes al levantamiento de los planos y mapas que pudieran servirles en caso de guerra.
Pedro Conde Sturla
12-09-2022
El día 7 de enero de 1946 estalló en el este, en la La Romana, en el corazón de la industria azucarera, la más grande y larga huelga de obreros que alguna vez sufrió el régimen de la bestia. Pocas veces, en toda la historia patria, había estado un movimiento de oposición a la bestia en manos de dirigentes tan capaces como audaces. Había en sus filas un activo, el Fer más valioso de todos: dirigentes obreros que le permitirían influir y accionar de manera determinante entre los trabajadores de la industria azucarera. Uno de ellos era Mauricio Báez, el más emblemático sindicalista en la historia de la República.
A Mauricio le habían salido los dientes en la lucha sindical, aunque también llegó a trabajar como obrero en el corte de caña. Empezó a batallar desde los años treinta, desde el inicio mismo de la era y muy pronto se dio a conocer por su carácter fogoso, insobornable. Sobresalía por “su alta estampa de negro formidable”, un negro perfilado y elegante al que gustaba usar traje y sombrero blancos. No tenía una educación formal, pero era dueño de una inteligencia despejada y de un talento y vocación de periodista, y era temible como orador, un orador de barricada, que recorría los muelles de San Pedro de Macorís y los numerosos locales de los trabajadores de la caña con sus palabras incendiarias, despotricando contra la injusticia y abogando por la unidad de la clase obrera. Organizó sindicatos, organizó y participó en numerosas huelgas y actos de protesta.
En torno a él, aparte de su inseparable correligionario Justino José del Orbe (el inolvidable Viejo Justo), se agruparon Héctor Porfirio Quezada, Julio Aníbal García Dickson, Alberto Laracuent Polanco, Hernando Hernández (padre de Homero Hernández Vargas), Benjamin Carela, Mario Julio Cuevas, Ismael Paulino y otros bragados dirigentes sindicales. Varios de ellos morirían de mala muerte en poco tiempo, asesinados por esbirros de la bestia, pero no sin haber logrado organizar numerosos gremios y una federación en la región, más una huelga de resonancia nacional.
Dice Crassweller que en esa época había en el este unas ciento cincuenta organizaciones laborales, aunque la mayoría obedecía a los intereses de la bestia. Se habían producido, sin embargo, varias huelgas (e incluso actos de sabotaje que incluían incendios provocados y descarrilamientos), y existía un auténtico fermento de rebeldía en la clase obrera.
El hecho es que al cabo unos meses de intenso trabajo organizativo se produjo, precisamente al inicio de la zafra, la madre de todas las huelgas en La Romana. Una huelga que —al decir de Crassweller— se extendió ampliamente, espontáneamente, hasta San Pedro de Macorís y que el aparato represivo de la bestia no fue capaz de detener con la fuerza de las armas, o que la bestia no se atrevió a detener a sangre y fuego por temor a las consecuencias, al posible entorpecimiento del proceso productivo. Fue la única huelga verdaderamente importante y exitosa que se le hizo al gobierno de la bestia y duró en total unas dos semanas y recibió —como dice Crassweller— la atención personalizada de los más altos funcionarios del gobierno.
Los acuerdos posteriores dieron a los obreros lo que habían buscado, un aumento sustancial del salario, que duplicaba lo que hasta el momento recibían los cortadores de caña y jornadas de ocho horas diarias. Además no hubo violencia durante la huelga ni hubo represalias mientras duró.
Lo que vino después fue, sin embargo, terrible, como era de esperar. Toda una ola o un tsunami represivo. Varios dirigentes serían burdamente asesinados y después acusados de cometer suicidio. Docenas serían encarcelados y otros se refugiarían en la embajada de México.
La actitud desafiante de Mauricio y el enrarecimiento de la situación política lo llevaron primero a la cárcel y lo obligaron después a tomar la vía del exilio, del cual regresaría no mucho tiempo después con sus compañeros del PDRD que ahora se llamaba PSP.
Desde que volvió a poner pie en la isla volvió a las andadas. Retomó de inmediato su labor de organizador y agitador en la región este, en el corazón de la industria azucarera, pero muy pronto se vería otra vez obligando a tomar la vía del exilio.
Mauricio Báez, el prominente líder comunista y sindicalista, volvería otra vez al exilio. El exilio en Cuba. Pero la bestia ya lo había sentenciado.
Mauricio no abandonó la lucha contra la bestia en el país ni en el extranjero. Denunciaba por la radio sus crímenes y atropellos y denunciaba la presencia de los espías y sicarios que importunaban la vida de los exiliados. Contra uno de ellos, el monstruoso Felix W. Bernardino, que era cónsul en La Habana, dirigía con frecuencia sus cañones. Lo acusaba abiertamente por los abusos y asesinatos que Bernardino había cometido en sus tierras del Este de la República Dominicana. El mismo monstruoso Bernardino a quien se le atribuye la planificación de su desaparición y muerte.
En varias ocasiones, su compañero Justino José del Orbe le había advertido del peligro que corría al exponerse públicamente de forma tan temeraria y de la necesidad de tomar precauciones. El día 9 de diciembre de 1950 se lo advertiría por última vez. En esa ocasión se trataba de una amenaza concreta. Justino era portador de un mensaje de la exiliada Genoveva Ramírez Alcántara, en la que esta le decía que había llegado a La Habana un grupo de sicarios de la bestia con el propósito de darle muerte a él y otros dos dirigentes del exilio. Pero todo fue inútil.
Uno o dos días más tarde Mauricio Báez recibió la visita de tres individuos con los que se le vio conversando en la calle, como si fuesen amigos o conocidos, se montó con ellos en un automóvil y desapareció para siempre.
De los horrores que sufriría solo es posible hacerse una idea, una pálida idea.
(Historia criminal del trujillato [104])
Bibliografía:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator. Gabriel Atilio, “Los comienzos de la lucha política de clases en la República Dominicana” (https://www.marxist.com/republica-dominicana-origenes-socialismo.htm).
Roberto Cassá, “Movimiento Obrero y Lucha Socialista en Republica Dominicana”. Bernardo Vega, “Un interludio de tolerancia”. José Abigail Cruz Infante, “Un líder sindical asesinado” (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2008/09/21/74536/un-lider-sindical-asesinado)