Cayo Confites era una especie de paraíso para las moscas y los mosquitos, un lugar surrealista que parecía haber sido elegido por el enemigo. Quizás el lugar perfecto para entrenar y endurecer a las tropas, que comenzaron a llegar a finales de julio de 1947.
Danielle Darrieux y Porfirio Rubirosa y en su lecho de hospital después de haber sido herido en una balacera
Es difícil encontrar un personaje tan despreciable y repulsivo, tan inmoral y tan frívolo, y a la vez tan popular y admirado como Porfirio Rubirosa. Porfirio Rubirosa Ariza.
Rubirosa fue el más famoso cortesano de la era de la bestia, quizás el dominicano más vergonzosamente mencionado y glorificado de la historia. Quizás Porfirio Rubirosa, junto a Pedro Henríquez Ureña y Maximo Gómez (guardando, por supuesto, las insalvables diferencias), sean todavía hoy los dominicanos de mayor proyección internacional.
Había infinidad de maravillas en el Palacio del Cerro, un derroche de imaginación pantagruélica, escabrosa, una apetencia por los colores más estridentes, un desborde alucinante de extravagancias por todos los rincones.
De acuerdo a la detallada descripción de Crassweller, aparte de los cuatro Budas en bajorrelieve (un Buda de color rojo y verde en las cuatro esquinas de uno de los techos), aparecían dragones y espadas y colmillos de elefante entrecruzados. Pero lo peor era el piso, un fatídico piso brillante a manera de complemento, un brillante piso de mármol con incrustaciones que duplicaba la existencia del techo, toda la decrepitud del techo, dos veces techo, como si con una no bastara.
La bestia había salido, como de costumbre, a pasear por el Malecón en compañía de sus fieles. Esa noche lo acompañaban, de acuerdo a informes dignos de crédito, Miguel Ángel Báez Díaz, Arturo Espaillat, Rafael Paíno Pichardo, Jhonny Abbes García, Luis Rafael Trujilllo (Nene), Augusto Peignand Cestero, el general José René Román Fernández (Pupo), jefe de las Fuerzas Armadas, y su edecán militar, el coronel Marcos Jorge Moreno. Al grupo se uniría después Virgilio Álvarez Pina (alias Cucho). Un selecto grupo de sus mejores hombres, entre los que no faltaban matarifes, torturadores, aduladores, sicofantes…