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26/2/24

EL ESCRITOR

Pedro Conde Sturla 


Alguna vez me han preguntado, me he preguntado yo mismo muchas veces cómo se convierte uno en escritor. Cómo se aprende el oficio.
Uno comienza juntando palabras con un trabajo enorme en mi caso, las pone unas al lado de otras y sobre otras, como si fueran bloques o ladrillos, como si fuera uno una especie de albañil.
Uno se pasa horas enteras para escribir una página y a veces muchos meses, muchos años para escribir un cuento o una novela.
Escribes durante días, durante meses, durante años, pero no eres escritor.
Disfrutas de la felicidad y el tormento de escribir, pero no eres escritor.  
Hasta que un día descubres una particular forma de decir las cosas que  puede ser tuya o no ser tuya, pero que sientes tuya. No sé si buena o mala, pero que sientes tuya.
El oficio consiste en ser tu mismo. El oficio consiste en encontrarte.     
Entonces uno se convierte, si acaso se   convierte, en escritor.

23/2/24

Cuentos de breves encuentros

Pedro Conde Sturla

23 febrero, 2024

En la niebla
Dicen que las cosas suceden porque suceden y a mí me sucedió encontrarla. Ella vino con su sombra y su misterio, envuelta en una niebla y un chal oscuro, de esos que ya no se usan. Una mujer envuelta en una niebla, en un chal y en un misterio y que parecía deslizarse por el lugar como una sombra sobre el agua. Una furtiva sombra.

16/2/24

El obix

(un cuento para los niños de Gaza) 

Pedro Conde Sturla

16 febrero, 2024


El obix es un ave de ascenso y descenso vertical. Sube lentamente en forma de globo, como ciertos aviones de geometría variable, y luego despliega lentamente las alas y empieza a planear plácidamente. Vuela hacia donde se le antoje, sin rumbo fijo. Cuando se cansa, si acaso se cansa alguna vez, recupera la forma de globo para dormir o reposar, un globo en forma de hamaca, y se oculta y se acomoda en algún manto de mullidas nubes y medita u holgazanea o se pone a contar las estrellas, a dialogar con los astros. Se alimenta del agua de las atmósfera, el agua más pura del mundo, y de los insectos que atrapa, los insectos más limpios del mundo. De modo que casi no necesita bajar a tierra y no baja más que cuando le resulta indispensable, casi nunca. Ni siquiera cuando está enfermo. Ni siquiera para morir.

9/2/24

El sordo

Pedro Conde Sturla
9 febrero, 2024
Esculturas y dibujo alegóricos de «cadáver exquisito» 

Nunca supimos cual era el nombre del negocio si acaso tenía uno, pero todos lo llamábamos El Sordo, y nos reuníamos en El Sordo a beber y hablar de la blandita. A bromear. Se suponía que éramos escritores y poetas en ciernes y que hablaríamos de literatura, pero en general hablabamos de la blandita y de mujeres o nos poníamos a chismear, que es lo que mejor saben hacer los hombres, y sobre todo los poetas y escritores, por no mencionar a los poetisos.