I
No volverán tus alas a mi puerto.
Se ha marchado tu nave con las velas tendidas
y el intimo silencio de la tarde me acosa
en un letal crepúsculo saturado de incienso.
Tu sombra que devora el insomnio me visita
y te recuerdo muda como entonces.
Desnuda te recuerdo sobre un fondo marino
oscuro y vaporoso donde tímidas algas
boyas adormecidas
y pálidos veleros en órbitas nocturnas
y extrañas aves largas y enloquecidas pasan.