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29/12/23

Amores ebrios (1)

Pedro Conde Sturla



Era bonito comenzar la noche del viernes con una cerveza y un pitillo, ir a buscar a la novia, una novia apática y puntual que nunca me quiso, mi extraña novia de esa época. La novia puntal y perfumada que siempre me esperaba a eso de las nueve de la noche en la galería de su casa, que subía al auto sin decir palabra, que apenas me saludaba y nunca me besaba y que casi siempre dispensaba una luenga mirada despectiva a mi chacabana de lino ejecutiva. Nunca supe bien que hacíamos juntos, aparte de hacernos compañía y jugar eventualmente al abacho becho. Yo la amaba a ella tan poco como ella a mi. Era un amor frío. Desganado. Un amor fofo, sin consistencia. Sólo nos unían unas extrañas circunstancias. El placer de darnos fastidio. Lo nuestro era un entretenimiento pasajero. algo parecido a un odio cordial, el mismo que se tienen tantas personas, tantas parejas felizmente casadas, unidas por la costumbre y la desidia y el miedo a la soledad. 

1/12/23

EL ANTICRISTO EN PALACIO

Pedro Conde Sturla 



EL PAPA despertó ese día abrumado por un sueño de pesadillas en el que aún retumbaban las palabras de la noche anterior, y cuando quiso comenzar a decir sus oraciones sintió un sabor amargo como retama en el cielo de la boca. Durante algunos instantes tuvo la impresión de haberse despertado del sueño de la muerte, más que de un simple letargo, y por primera vez no pudo recordar los incidentes del partido entre Cagliari y Juventus, ni el nombre de la enfermera que le suministraba supositorios de quinina para paliar sus frecuentes accesos de malaria.