Pedro Conde Sturla
21 abril, 2023
El fracaso de Cayo Confites fue el más duro de los golpes que la oposición antitrujillista había recibido hasta el momento, un golpe tan contundente que parecía haber paralizado el movimiento, dejándolo sin fuerzas, sin recursos, en aparente estado de shock. Los mejores dirigentes del exilio demostrarían, sin embargo, ser hombres de un temple, una tenacidad y un espíritu invencible y no tardarían en recuperar la iniciativa y enfrascarse en un nuevo proyecto libertario. Fracasarían de nuevo y volverían a fracasar, pero persistirían en la lucha, lucharían por un sueño y no pocos en la lucha dejarían el pellejo. Los más afortunados perderían los amigos, otros perderían los hermanos o los padres o los hijos en aquella contienda, aquella lucha a muerte que lucía interminable.