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UN MONSTRUO LLAMADO BERNARDINO (1-8)

Pedro Conde Sturla

 

Índice 

Un monstruo llamado Bernardino

Bernardino y Bernardina (1).              

Bernardino y Bernardina (2).                                                 

El otro Bernardino.                                                           

La venganza de los Bernardino (1).              

La venganza de los Bernardino (2) 

La venganza de los Bernardino (3 de 3)

El monstruo en su madriguera (1)

El monstruo en su madriguera (2 de 2)

Felix W. Bernardino y su hermana Minerva


Un monstruo llamado Bernardino

Pedro Conde Sturla

25 marzo, 2022

Al inicio de su fatídico gobierno, en la fatídica década de 1930, la bestia incorporó a su servicio a uno de los personajes más oscuros de la muy oscura era gloriosa, alguien que se destacó por su oscuridad entre los muchos tipejos oscuros del régimen tenebroso. No era un simple sicario, un verdugo, un torturador, un asesino vesánico, era un hombre instruido, tan malo como instruido, y respondía al nombre de Felix W. Bernardino. Orgullosamente Félix Wenceslao Bernardino Evangelista. Todo un Evangelista. Además le decían Buchilai, alias Buchilai o Buchilay.


Paradójicamente, en esos tempranos años de 1930, Bernardino había estudiado leyes como estudiante libre cuando estaba preso en la Fortaleza Ozama por haber dado muerte a un munícipe del Seibo llamado Amable Dalmasí, un miembro muy apreciado de una apreciada familia. Se había graduado, pues, de abogado en el sitio más impensado con un flamante título de la Universidad de Santo Domingo, pero el título lo utilizó, si acaso lo utilizó, mayormente como adorno en alguna pared de su casa. Las leyes sólo le interesaban para quebrantarlas y las quebrantó casi todas, al igual que los mandamientos de las tablas mosaicas, empezando por el sexto.

Bernardino también era músico, tocaba el piano y el clarinete, y aunque seguramente no se distinguía por su virtuosismo ni hizo carrera como músico, alguna vez se ganó la vida tocando decentemente en un prostíbulo de la zona este del río Ozama. Uno de esos lugares donde se armaban con cierta frecuencia balaceras y reyertas de pronóstico reservado.

La música lo llevó a Nueva York y en el momento más alto de su carrera musical llegó a tocar en una banda de cierta categoría. Pero la música, como la abogacía, tampoco era lo suyo.

Bernardino tenía inclinación para el mal en grado superlativo y al mal se dedicó en cuerpo y alma. Al servicio de la bestia y de sí mismo.

Dice Crassweller que era un hombre muy leído, muy inteligente y a la vez disoluto, inmoral, irresponsable. Era sin duda un tipo tétrico, retorcido, desalmado, escabroso, un hombre en el que predominaban la pasión animal y los bajos instintos. Y sobre todo violento. Era boxeador, era pendenciero, era abusador, alguien que se divertía vejando y maltratando a los más débiles, cometiendo por gusto cualquier tipo de atropello y sobre todo matando sin remordimiento. Era un perfecto sicópata, si es que por casualidad puede ser perfecto un sicópata.

Trujillo había trabajado en alguna ocasión con el padre y un tío de Bernardino en una plantación de caña del Distrito Nacional y Bernardino lo conocía o lo había visto varias veces desde que tenía once años. Trujillo dejó de trabajar con los Bernardino para convertirse en jefe de guardias campestres del central azucarero de Boca Chica y luego se enganchó a la guardia, al llamado Ejército Nacional que fundaron los yanquis durante la primera ocupación, pero mantuvo con la familia vínculos que se transmitirían a los hijos.

Desde la Fortaleza Ozama, donde guardaba prisión, Bernardino vio el cielo abierto cuando la bestia llegó al poder. A su debido tiempo le escribió una carta en la que presentaría sus credenciales y lo colmaba de elogios, le agradecía sin duda la oportunidad de haber podido estudiar, de graduarse de abogado en virtud del avanzado sistema carcelario que permitía la plena rehabilitación de los presos y su eventual y exitosa reincorporación a la sociedad. Ese fue el origen de una imperecedera relación.

Bernardino —como dice Crassweller— le prestaría a la bestia servicios inestimables, los de un criado eficiente y devoto en una extraordinaria variedad de funciones. Se desempeñó como diplomático, político y espía, trabajó en las Naciones Unidas, en turismo, y sobre todo como encargado de limpieza en sentido figurado, en el peor sentido figurado.

En el decenio de 1950 Bernardino fue cónsul en Nueva York, fue cónsul en La Habana y fue cónsul en Caracas, y durante todos esos consulados los enemigos de la bestia en el exterior fallecían como por encanto. Minervino era un maestro en el arte del sigilo y de seguro tenía vínculos con el crimen organizado. Bajo su atinada dirección desaparecieron o fueron ejecutados públicamente varios conocidos y rabiosos opositores.

Durante su fructífera estadía como cónsul en La Habana, el día 8 de diciembre de 1950 se produjo el secuestro y posterior asesinato y la desaparición de Mauricio Báez, el más grande dirigente sindical en la historia de la República Dominicana. Báez había sido el organizador de la huelga azucarera de 1946, la única que le hicieron a la bestia en su gobierno, y a raíz de la terrible represión que se desató había tenido que emprender la vía del exilio y en el exilio vivió hasta el día en que en su casa se presentaron unos agentes encubiertos y no volvió a saberse nada de él.

Otra de las víctimas de Bernardino (en colaboración con su hermana Minerva), fue el escritor Andrés Francisco Requena.

Bernardino era Cónsul General de la República Dominicana en Nueva York y el asesinato ocurrió en esa ciudad la noche del 2 de octubre de 1952 en la calle Madison del bajo Manhattan.

A Bernardino y su hermana Minerva también se le atribuyen participación en el secuestro y desaparición del escritor español Jesús de Galíndez Suárez, que tuvo lugar en su apartamento de la Quinta Avenida de Nueva York el 10 de octubre de 1956 y provocó un escándalo internacional.

Una de las grandes hazañas de Bernardino (esta vez en combinación con el luciferino Johnny Abbes García, jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Trujillo), fue su participación en la trama para asesinar al presidente de Guatemala. Un asesinato que se realizó en la propia casa presidencial el 26 de julio de 1957 y que al parecer fue una venganza personal de la bestia por haberse negado el mandatario guatemalteco a concederle una distinción honorífica. La orden del Quetzal, que la bestia apetecía como un suculento bocado.

En la cúspide de su carrera, el nombre de Felix W Bernardino también sería asociado, junto al de Johnny Abbes, al atentado en el que estuvo a punto de perder la vida el presidente venezolano Rómulo Betancourt. El atentado, que se llevó a cabo el 24 de junio de1960 en la Avenida de Los Próceres, de Caracas, causó la muerte de un alto oficial y un estudiante, quemaduras en todo el cuerpo de primer y segundo grado a Betancourt, al ministro de defensa, a su esposa, al chofer del vehículo y otros más.

Betancourt quedó casi tuerto del ojo derecho y parcialmente sordo.

Las consecuencias, para el país y la bestia, fueron desastrosas. Esta vez la bestia se había extralimitado y perdería definitivamente el favor de sus amos.

(Historia criminal del trujillato [81])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Dictador Trujillo fue subalterno de la familia del influyente Félix W. Bernardino

(https://almomento.net/el-temible-felix-w/ de d

https://elnacional.com.do/dictador-trujillo-fue-subalterno-de-la-familia-del-influyente-felix-w-bernardino/)

Naya Despradel, “Félix W. Bernardino”, (https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/felix-bernardino-4/)

Sebastián del Pilar Sánchez, “El temible Felix W”,(https://almomento.net/el-temible-felix-w/)

Santiago Estrella Veloz, “FELIX BERNARDINO ( BUCHILAY ) Y SU HERMANA , MINERVA BERNARDINO”, Historia Dominicana en Gráficas, (https://es-la.facebook.com/historiadominicanaengraficas/posts/felix-bernardino-buchilay-y-su-hermana-minerva-bernardinopor-santiago-estrella-v/355646504633839/)


Bernardino y Bernardina (1)

Pedro Conde Sturla

1 abril, 2022


La familia de Felix W. Bernardino tenía vínculos de vieja data con la familia Trujillo Molina. Tanto el padre como el tío eran amigos de Pepito, el hombre que sería José Trujillo Valdez, el que sería esposo de la Excelsa Matrona y padre del Doctor Honorio, como decía la gente del pueblo, padre del Doctor Honoris Causa.

Algún día sería enterrado en la catedral primada de América y su memoria sería honrada por los siglos de los siglos con parques, avenidas, monumentos. Pero Pepito era entonces un notorio sinvergüenza que mantenía precariamente a su familia y, para aliviar la situación, de vez en cuando mandaba a alguno de sus hijos a la finca de los Bernardino en Yamasá. La bestia —como ya se ha dicho— vacacionó y trabajó en aquel lugar durante su juventud y de seguro se relacionó superficialmente con algunos de los hijos, tres varones y dos hembras. Años más tarde los incorporaría a su servicio y fueron tan eficientes servidores que mucha gente todavía siente escalofrío al escuchar sus nombres o mejor dicho el apellido.

Felix Bernardino no fue el único que se destacó. Aparte de Felix, en su gobierno ganaron fama su hermana Minerva y su hermano Luis. Quizás todos. Minerva brilló con luz propia como dirigente feminista y sigue todavía brillando. Luis brilló intensamente, pero sólo en el momento en que se apagaba.

El movimiento feminista a nivel internacional alcanzó un gran auge entre los años de 1940 y 1942. En los países más avanzados se reconoció a las mujeres formalmente, y quizás sólo formalmente en muchos casos, la igualdad de derechos civiles mediante enmiendas constitucionales que son todavía en parte letras muertas, pero se produjo en general un cierto progreso. Tanto así que hasta en el Partido Dominicano se fundó una rama feminista bajo la dirección de Isabel Mayer. De Isabel Mayer precisamente.

Es decir, que la más acreditada y devota celestina de la bestia, la principal encargada de proveerle a la bestia las más tiernas doncellas en flor, sería la defensora de los derechos de la mujer dominicana, la persona que lucharía por el pleno reconocimiento de la igualdad de derechos de la mujer en el país. Una de las más connotadas maipiolas dominicanas estaría al frente del movimiento feminista del Partido Dominicano. Parecía un chiste malo e indudablemente lo era.

Isabel Mayer era un cancerbero y había sido escogida por su fidelidad a la bestia, para asegurarse de que las cosas permanecieran en el terreno de las apariencias. Como miembro del movimiento Acción Feminista Dominicana luchó a brazo partido y con mucho éxito para que las mujeres obtuvieran el derecho y el privilegio de votar por la bestia en las elecciones del 16 de mayo de 1942. La constitución sería modificada y se le concedería a la mujer el derecho al sufragio, a elegir y ser elegida. Casualmente, Mayer sería la primera mujer dominicana que ocupó una posición política. En las ejemplares elecciones de 1942 fue nombrada senadora de la provincia de Montecristi, la primera senadora de la República. Junto con ella fueron designadas como diputadas otras cuatro mujeres. El Congreso quedó conformado por dieciséis senadores y treinta y tres diputados y las mujeres dominicanas quedaron por primera vez dignamente representadas por un grupo de cinco fieles cortesanas.

Isabel Mayer estaba destinada a grandes cosas y sólo permaneció dos años en el Senado. La patria reclamó sus servicios para cargos más importantes. la nombraron en una secretaría de estado, la designaron presidente de la Comisión Nacional de Frontera, finalmente fue designada gobernadora de Santiago y le fue dado su ilustre nombre al municipio de Villa Vásquez.

Terminó, en fin, convirtiéndose en una de las más destacadas personalidades. Pero ni ella ni ninguna otra mujer ocupó durante la era de la bestia un cargo de primera importancia. Además, al final de la tiranía su carrera se vio empañada por la inconducta de un nieto que se convertiría en un feroz oposicionista del régimen. Uno de los fundadores del Movimiento Revolucionario 14 de junio.

La que triunfó como feminista oficial del régimen de la bestia en el extranjero fue Minerva Bernardino. Minerva fue durante años una connotada dirigente feminista trujillista de la República Dominicana, una activista visible y reconocible en la escena internacional. Alguien que al decir de Crassweller obtuvo innegables reconocimientos y todo tipo de merecidas distinciones, merecidísimas al parecer. Alguien que jugó un papel de primer orden como delegada de la República Dominicana en las Naciones Unidas y que aparece en fotos junto a Eleanor Roosevelt, la esposa del presidente que había recibido a la bestia en la Casa Blanca para tomar el té de las cinco.

De hecho, son incontables las publicaciones que celebran a esta oscura figura, a esta mujer malvada que vivió de la apariencia, fingiendo ser lo que no era.

Asombra todavía y da vergüenza que en honor a esta verduga exista una placa de reconocimiento en la ciudad de Nueva York, colocada en el año 2006 en la Avenida Amsterdam del alto Manhattan.

La fatídica placa honra o pretende honrar a la deshonrosa “embajadora y feminista Minerva Bernardino (1907-1998), una de las cuatro únicas mujeres que firmaron la Carta de las Naciones Unidas en 1945. Representó a la República Dominicana en la primera Asamblea General de la ONU y dedicó su vida adulta al progreso de las mujeres y los niños del mundo”.

(Historia criminal del trujillato [82])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Dictador Trujillo fue subalterno de la familia del influyente Félix W. Bernardino

(https://almomento.net/el-temible-felix-w/

https://elnacional.com.do/dictador-trujillo-fue-subalterno-de-la-familia-del-influyente-felix-w-bernardino/)

Naya Despradel, “Félix W. Bernardino”, (https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/felix-bernardino-4/)

Sebastián del Pilar Sánchez, “El temible Felix W”,(https://almomento.net/el-temible-felix-w/)

Santiago Estrella Veloz, “FELIX BERNARDINO ( BUCHILAY ) Y SU HERMANA , MINERVA BERNARDINO”, Historia Dominicana en Gráficas, (https://es-la.facebook.com/historiadominicanaengraficas/posts/felix-bernardino-buchilay-y-su-hermana-minerva-bernardinopor-santiago-estrella-v/355646504633839/)

Minerva Bernardino, la diplomática dominicana que luchó contra la opresión y el maltrato hacia las mujeres - Billiken (https://billiken.lat/interesante/minerva-bernardino-la-diplomatica-dominicana-que-lucho-contra-la-opresion-y-el-maltrato-hacia-las-mujeres/)

Minerva Bernardino - Wikipedia, la enciclopedia libre (https://es.wikipedia.org/wiki/Minerva_Bernardino)

Primera mujer en formar parte del Senado de la República, Isabel Mayer - Periódico El Caribe (https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/zona-retro/primera-mujer-en-formar-parte-del-senado-de-la-republica-isabel-mayer/).


Bernardino y Bernardina (2 de 2)

Pedro Conde Sturla

8 abril, 2022

A juzgar por las tantas cosas elogiosas que se han escrito y escriben sobre Minerva Bernardino, parecería que fue una especie de heroína, una persona de sólidos principios éticos, morales. Gran cantidad de artículos de opinión la describen en términos que no son simplemente elogiosos, sino de carácter apologético, hagiográfico. Se habla de ella en forma encendida, fogosa, vehemente. Estaríamos, pues, en presencia de una benefactora de la humanidad que —como dice en la mencionada placa de reconocimiento de Nueva York—, “dedicó su vida adulta al progreso de las mujeres y los niños del mundo”. La Bernardino sería casi una santa.

El único problema es que Minerva Bernardino vivió y hubiera muerto gustosa al servicio de la bestia, igual que sus hermanos, y el papel principal que jugó fue como miembro del temible cuerpo de espionaje de la tiranía trujillista, del gobierno de la bestia. Se desempeñó como espía, como delatora, como organizadora y cómplice (junto a su hermano Bernardino) de más de un asesinato y hasta de un rapto. En sus manos está la sangre del escritor Andrés Francisco Requena, de Jesús de Galíndez y otros exilados antrujillistas. Incluso de Tavito de la Maza.

Suele decirse que la verdad está siempre tirada por el suelo mientras que la mentira está sentada en un trono y que el papel lo aguanta todo, Esto es particularmente cierto e indignante en el caso de Minerva Bernardino.

La abundante bibliografía, —tanto en inglés como en español, en alemán y en francés—, presenta a la Bernardino como una incansable luchadora, un ser excepcional, una consumada diplomática a la que el movimiento feminista internacional debe importantes contribuciones.

Ella misma escribió y publicó un modesto libro, una autobiografía titulada “Lucha, agonía y esperanza: trayectoria triunfal de mi vida”. Pero no es que le hiciera falta la promoción. A la Bernardino le sobran admiradores.

Dice en Wikipedia y otros medios que Minerva Bernardino era miembro de una familia liberal, progresista y que su “atención se centró en la desigualdad de las mujeres tras la experiencia vivida cuando trabajó en el servicio civil, pero no recibió ningún aumento en el sueldo porque el gobierno rechazó pagar a cualquier mujer un estipendio mayor que el de sus compañeros hombres”. En su autobiografía dice que “fue éste el impacto que me lanzó a la lucha por los derechos de la mujer.”

Pero eso no es todo y es casi nada en comparación con otros honores que se le han concedido a Minerva Bernardino. La distinguida cancerbera es figura estelar en el libro “100 Grandes Mujeres Latinoamericanas”, de la autoría de Lauren Rea, Regina Solis y Ariela Kreimer. Solo queda esperar, a manera de consuelo, que las otras grandes mujeres que figuran en la obra no sean como la Bernardino.

Pero lo peor de lo peor no es el libro, sino el artículo que la revista Billiken publicó sobre Minerva Bernardino basado en lo que dice el libro. El artículo, firmado por Julieta Escat, lleva por título “Minerva Bernardino, la diplomática dominicana que luchó contra la opresión y el maltrato hacia las mujeres”. Desde este título se anuncia la desproporción, el ensarte de mentiras, la falsedad, la falsificación de la historia.

Además, para engalanar el texto, se recurrió a una foto muy retocada de Minerva Bernardino y a una sofisticada ilustración de Emily Cuthbert. De modo que en el articulo la enaltecieron y en la foto y la ilustración la embellecieron en la medida de lo imposible, quizás también la emblanquecieron.

He aquí lo que dice la revista Billiken sobre esta heroína nacional:

27 agosto, 2021

Minerva Bernardino nació el 7 de mayo de 1907 en la República Dominicana. Tuvo que aprender a valerse por sus propios medios desde muy joven. A los 15 años quedó huérfana. Completó su educación y comenzó a trabajar en el Servicio Civil. Fue promovida a cargos cada vez más altos, pero con el mismo sueldo: ¡el gobierno sostenía que no podía pagarle a una mujer más que a un hombre!

Ese hecho despertó la conciencia de Minerva y la llevó a luchar contra la opresión y el maltrato hacia la mujer. Comenzó a militar en la “Acción Feminista Dominicana”, de la que pronto se convirtió en líder. Y tuvo resultados: la reforma de la Constitución de República Dominicana de 1942 reconoce la igualdad de las mujeres. Una de sus frases célebres fue: “El hombre ya no representa a la especie: la especie está representada por el ser humano, hombre y mujer”.

Uno de sus grandes méritos fue haber sido una de las cuatro mujeres que firmaron la “Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas” en 1945. En aquel entonces, luego de la Segunda Guerra Mundial y los crímenes que se cometieron durante el conflicto, el tema de los Derechos Humanos era vital. Y Minerva hizo su aporte al exigir que quedara por escrito que los derechos humanos debían garantizarse a todas las personas “sin diferencia de raza, sexo, condición o credo.

Más tarde se convirtió en una brillante diplomática, que trabajó para asegurar en su país los derechos de las mujeres y los niños. Pero había un problema: el gobierno al que representaba era la dictadura de Rafael Trujillo, quien gobernó en la República Dominicana por treinta años y cometió innumerables crímenes contra sus opositores. El rol y el legado de Minerva han sido cuestionados debido a su vínculo con aquel régimen dictatorial.

Murió el 29 de agosto de 1998.

•••

Leyendo cosas cómo estás uno se explica que a la feroz Minerva Bernardino le hayan dedicado una placa de reconocimiento en un lugar público de Nueva York y que una fundación para ayudar a la mujer y a los niños lleve su nombre. Por si esto fuera poco y para aumentar la confusión y contribuir a la desinformación, en un artículo de Wikipedia alguien se atrevió a decir sobre la siniestra Bernardino algo que parece un chiste de mala leche: “Aunque mantuvo la conexión con la República Dominicana nunca regresó al país a causa de su oposición a Trujillo”.

La falsificación y distorsión de los hechos permite entronizar la mentira y presentar a los canallas como héroes . Lo esencial en la vida y obra de la Bernardino —el vínculo de Minerva con el régimen de la bestia y su participación en crímenes horrorosos— aparece en los textos citados y en otros medios como algo secundario, como un rumor, un chisme, algo no confirmado, infundado tal vez. Insignificante, quizás, respecto a su labor en el frente diplomático y feminista.

Pero lo que pudo haber hecho a favor de la mujer no es lo esencial. No es como diplomática y feminista que merece ser recordada, esa era su máscara, su careta.

La siniestra Minerva Bernardino merece ser recordada, entre otras cosas, por su devoción a la tiranía, por el secuestro, tortura y asesinato del catedrático de la Universidad de Columbia Manuel de Jesús Galindez en una calle de Manhattan, por su complicidad en otros varios hechos de sangre, por su pervertida humanidad, por sus incontables bellaquerías.

(Historia criminal del trujillato [83])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Dictador Trujillo fue subalterno de la familia del influyente Félix W. Bernardino (https://almomento.net/el-temible-felix-w/ https://elnacional.com.do/dictador-trujillo-fue-subalterno-de-la-familia-del-influyente-felix-w-bernardino/)

Naya Despradel, “Félix W. Bernardino”, (https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/felix-bernardino-4/)

Sebastián del Pilar Sánchez, “El temible Felix W”,(https://almomento.net/el-temible-felix-w/)

Santiago Estrella Veloz, “FELIX BERNARDINO ( BUCHILAY ) Y SU HERMANA , MINERVA BERNARDINO”, Historia Dominicana en Gráficas, (https://es-la.facebook.com/historiadominicanaengraficas/posts/felix-bernardino-buchilay-y-su-hermana-minerva-bernardinopor-santiago-estrella-v/355646504633839/)

Minerva Bernardino, la diplomática dominicana que luchó contra la opresión y el maltrato hacia las mujeres - Billiken (https://billiken.lat/interesante/minerva-bernardino-la-diplomatica-dominicana-que-lucho-contra-la-opresion-y-el-maltrato-hacia-las-mujeres/)

Minerva Bernardino - Wikipedia, la enciclopedia libre (https://es.wikipedia.org/wiki/Minerva_Bernardino)

Primera mujer en formar parte del Senado de la República, Isabel Mayer - Periódico El Caribe (https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/zona-retro/primera-mujer-en-formar-parte-del-senado-de-la-republica-isabel-mayer/)


El otro Bernardino

Pedro Conde Sturla

22 abril, 2022

Aparte de Felix y Minerva hubo otro Bernardino que se destacó a su manera, o mejor dicho a la manera de los Bernardino, por la complicidad o participación en hechos de sangre. Más bien un hecho de sangre, específicamente de sangre, en el que hubo dos ensangrentados y provocó un escándalo internacional. Esta vez, sin embargo, a los Bernardino —para variar—, les tocaría la peor parte.

Ese otro Bernardino se llamaba Luis y era, según se dice, el hermano favorito de Minerva y a lo mejor también el favorito de Felix, y compartía con ambos los mismos instintos criminales. Era, probablemente, un engreído, y demostró ser un abusador, un ventajoso, un matón, un pendenciero, igual que su hermano Felix. Pero los últimos tiros que tiró le salieron metafóricamente por la culata.

Luis Bernardino ocupaba el cargo de primer secretario o cónsul de la embajada dominicana en Londres y en la misma embajada estaba como agregado militar el joven piloto (mayor piloto) Octavio de la Maza, alias Tavito. Se dice que eran amigos o por lo menos compañeros de trabajo o que simplemente se toleraban. En alguna ocasión habían tenido ciertas diferencias y Tavito había golpeado a Luis con el puño en la cara. Supuestamente se reconciliaron y aparentemente siguieron siendo amigos o lo que quiera que fuesen, pero los hechos demostrarían lo contrario.

Luis Bernardino no solo había recibido un golpe sino también una humillación, un desprecio, tal vez un hiriente rechazo. A la luz de los acontecimientos, es evidente que no pudo superar la ofensa.

Por más que intentara disimularlo, lo más probable es que a Luis Bernardino se lo estaba comiendo y carcomiendo un rencor, un reconcomio, una incómoda desazón. Algo en verdad perverso le bailaba maligno entre pecho y espalda. El odio que alimentaba desembocaría en tragedia, una tragedia y un escándalo y una vergüenza. Una de esas tantas vergüenzas que ocurren tan a menudo en el desvergonzado mundo de la diplomacia.

Gran parte de lo que sucedió entre Octavio de la Maza y Luis Bernardino nunca ha podido ser ni será probablemente determinado. Lo que se sabe, se dice y se repite es que el día 10 de julio de 1953 Tavito y su esposa Altagracia salieron en compañía de un amigo y en compañía de Luis Bernardino. Se dice que fueron al supermercado, que hicieron compras, qué más tarde irían Bernardino, Tavito y el amigo a algún otro lugar, quizás un bar, y que tomaron tragos y escucharon tangos. El efecto amargo y nocivo de los tangos podría explicar muchas cosas.

O bien pudo suceder que los tangos y los tragos se los dieran en el apartamento de soltero de Luis. Que los ánimos empezaran a caldearse. Que alguien diría algo o que no dijera nada. Que los ánimos nunca se caldearon, que todo formaba parte de una venganza fríamente premeditada.

Luis subiría al baño, supuestamente al baño, en el piso de arriba, si había un piso arriba, bajaría despacito las escaleras... Bajaría calladito (alevoso y taimado, premeditado y nervioso, ventajoso en extremo), con un arma en la mano. No dijo una palabra o diría muchas, disparó a quemarropa, probablemente a quemarropa. Le metió cinco tiros en el cuerpo al sorprendido mayor piloto Octavio de la Maza, alias Tavito. Eso es lo único en esta historia que no se presta a especulación.

Luis Bernardino le vació a Tavito una pistola o revólver y le metió en el cuerpo cinco plomazos. Un plomazo tras otro, uno tras otro... Algo que se parece mucho a un crimen pasional, a la típica reacción de un pretendiente desdeñado.

Esta vez, sin embargo, un Bernardino había agredido a un hombre que sabía defenderse y se defendería. Tavito cayó al piso, tenía que haber caído al piso, pero a pesar de la desventaja —y en lo que de seguro pensó que eran sus últimos momentos—, lograría sacar su pistola y sacar apenas fuerzas para disparar un tiro. Sentiría que se hundía en un pozo profundo, perdería la conciencia. Quizás nunca escuchó la sirena de las ambulancias en que fueron llevados de urgencia al hospital. El hospital al que llegó más muerto que vivo, con cinco agujeros de bala y desangrado. Pero Tavito sobreviviría. Sobrevivió de puro milagro a la congestión de plomo. Contra todos los pronósticos sobreviviría y empezaría su lenta recuperación. En cambio Luis Bernardino al día siguiente estaba muerto. El disparo de Tavito se hizo valer y puso fin a su vida.

Como agregado militar de la embajada dominicana, Octavio de la Maza gozaba de inmunidad diplomática y no tuvo mayores problemas con la justicia inglesa ni los habría tenido en cualquier caso porque había actuado en legítima defensa. Además, el gobierno de la bestia empleó sus buenos oficios para protegerlo e impedir que prosperara cualquier acusación en contra suya.

Otra versión de los hechos, que no aparenta tener mucho sentido, es la que sostiene Hortensia Bernardino en un confuso comentario al calce de un artículo de Tony Raful. Hortensia Bernardino, que se declara hija del occiso y de su esposa Graciela Pichardo, asegura que la autopsia que supuestamente realizó Scotland Yard, prueba que su padre tenía en el cuerpo varios “balasos ...y golpe con removedor de chinenea en su nuca...” (sic). (1). Es decir, un golpe con un hierro para atizar que le habría propinado De la Maza a Minervino ¡antes o después de recibir los cinco balazos!

Todo parece indicar que Scotland Yard hizo investigaciones, pero las conjeturas de la hija de Luis Bernardino no tienen asidero, son absurdas, por no decir delirantes.

Tavito regresaría después de su recuperación al país y trabajaría durante tres años en la Compañía Dominicana de Aviación. Pero las cosas no terminarían bien para Tavito. Felix Bernardino y su hermana Minerva habían jurado vengarse y se vengaron. La bestia les permitiría vengarse. Y la venganza le costaría la vida a la bestia.

(Historia criminal del trujillato [84])

Nota:

(1) Hortensia Bernardino: Joshua D’Baron. Yo tengo la prueba de Scotland Yard de su autopsia y relatos emitido por la Sra...que estaba en habn..su ama de lleves.. senora mayor espanola que preparaba equipaje de papa porq. se iba de Londres.... Afeminado miembr@s de la flia De la Maza....y quien no sabe eso..........ATREVIDO...Raful.... ya me he visto en 2 ocaciones...peridista y ex Emb en Vaticano (y escritor)??????ufff....y se han tanto que disculpar....Raful es conicido de Filito mi esposo...y al igual que yo.....piensa que porque no nos busco antes de escribir.....esa ASQUEROSA E IRREAL ...como ...ABSURDA ....historia......quien murio....quien tenia en su cuerpo los balasos ...y golpe con removedor de chinenea en su nuca...y .... En que fecha.....fue ..ASESINADO....el Consul Dominican en Londres......LUIS BERNARDINO....casado con GRACIELA PICHARDO .....MI MADRE

Bibliografía: 

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Tony Raful, La venganza fue de “espanto y brinco” (2) (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2015/03/24/361032/la-venganza-fue-de-espanto-y-brinco)

“Tavito y Antonio de la Maza… principio y fin” (https://hoy.com.do/tavito-y-antonio-de-la-maza-principio-y-fin/).


La venganza de los Bernardino (1)

Pedro Conde Sturla

29 abril, 2022


La venganza de los Bernardino se consumaría uno tres años después de la muerte de Luis, a raíz de un incidente que provocó uno de los más grandes escándalos internacionales de la era de la bestia. El famoso caso Galíndez.

Minerva Bernardino insistió desde el primer día para que la bestia castigase a Octavio de la Maza por lo que consideraba y llamaba el asesinato de su querido hermano Luis, el indefenso e inofensivo Luis Bernardino que había metido cinco plomos en el cuerpo de Octavio. Durante mucho tiempo insistió y persistió y nunca desistió en su clamor de venganza, pero la bestia no le prestó mayor atención. O por lo menos la postergó.

El tenebroso y tétrico y retorcido y escabroso Felix W. Bernardino secundó los deseos de su no menos tenebrosa, tétrica, retorcida y escabrosa hermana, emprendieron juntos una cruzada para tratar de convencer a su querido generalísimo de que les concediera la vida de Tavito. Solamente la vida de Tavito, como si de un conejo o un pollo se tratara.

Minerva, sobre todo, intrigó, cabildeó, envió cartas casi de súplica a la bestia, citó mentirosos testimonios, pruebas amañadas, mostró documentos que narraban una versión sesgada de los hechos, acusó al embajador dominicano en Londres de complicidad y encubrimiento, se empleó a fondo, definitivamente a fondo, tratando de ablandar el corazón de la bestia para que accediera a sus deseos, pero durante mucho tiempo la bestia se negó a complacerla y ni siquiera a responder a sus reclamos. La bestia la había escuchado, sin embargo, había escuchado sus ruegos y los había almacenado en su memoria. No los había desestimado del todo.

Luis Bernardino, según el informe del embajador dominicano en Londres, había muerto “en una reyerta entre amigos”, pero también se decía que en el trasfondo había un componente homosexual. Era un secreto a voces que el incidente había tenido lugar por el rechazo de Tavito a las pretensiones de Luis. El mismo guión, el mismo argumento daría base a una posterior acusación contra Octavio de la Maza y lo pondría en bandeja de plata en manos de los Bernardino. Le costaría la vida.

Tavito se había ganado, por desgracia, a unos enemigos poderosos e implacables, que gozaban del favor casi ilimitado de la bestia. Eran amigos y se trataban, al menos superficialmente, como familia. Minerva formaba parte del cuerpo diplomático del gobierno de la bestia y del servicio de espionaje, y Felix era su cancerbero, su más eficaz perro de presa en el extranjero, o por lo menos uno de los mejores, el de más fino olfato.

Ambos eran incondicionales, devotos de “su generalísimo”, y habían señalado, denunciado, entregado en manos de la bestia a un buen número de oposicionistas, habían colaborado en tramas criminales en el país y en el exterior, y tenían en sus manos la sangre de Mauricio Báez y muchos otros. Eran probablemente dos perfectos sicópatas. Dos consumados delatores.

Fue, incidentalmente, y sin que nadie se lo propusiera, una delación, una denuncia de Minerva contra Jesús de Galíndez la que hizo posible la venganza de los Bernardino.

Galíndez era un exiliado vasco que había venido al país en el año de 1939 y había servido a la bestia y también al FBI como informante de las actividades falangistas y comunistas de sus propios compatriotas. Al cabo de seis años, cuando llegó a conocer las interioridades del régimen, empezó a temer por su salud y en 1946 decidió prudentemente abandonar esta tierra y establecerse en Nueva York. No hizo más que llegar para ingresar a la nómina de informantes del FBI, el FBI del tenebroso Hoover, John Edgar Hoover.

Aparte de su labor de informante —informante a sueldo, asalariado, dedicado a suministrar incontables reportes sobre actividades comunistas o procomunistas de varias organizaciones—, Galíndez se desempeñó como catedrático de Derecho Público Hispanoamericano e Historia de la Civilización Iberoamericana en la Universidad de Columbia.

Pero el espía estaba siendo espiado por el servicio de inteligencia de la bestia. Ciertas actividades y contactos con exiliados dominicanos lo habían puesto en la mira, lo vigilaban, lo estudiaban, pero nadie lo molestó hasta que no empezó a escribir una tesis titulada “La Era de Trujillo: Un estudio casuístico de dictadura hispanoamericana”. Su tesis doctoral para la Universidad de Columbia.

La redacción y el contenido de la tesis no pasó y no podía pasar desapercibido. En la obra se decían cosas terribles que llegaron a los oídos de los agentes de la bestia y llegaron a oídos de Minerva Bernardino.

Entre muchas otras cosas, Galíndez afirmaba que el primogénito de la bestia —el niño de sus ojos, el mimado Ramfis Trujillo Martínez—, no era hijo de la bestia.

Minerva Bernardino dio la voz de alarma, escribió un informe poniendo a la bestia en conocimiento de las labores curriculares y extracurriculares de Galíndez y la bestia se encabritó. Quizás pataleó, daría berridos de indignación. Había sufrido en lo más hondo una afrenta que no quedaría impune. Esta vez se atrevería a hacer algo que nunca había hecho y que pondría en peligro sus relaciones con el imperio. Pero lo hizo.

Una operación, en el más puro estilo mafioso o gansteril —con el propósito de raptar a Galíndez—, se puso en marcha poco tiempo después. En la misma jugaron un papel protagónico Felix Bernardino, el escalofriante Arturo Espaillat, alias Navajita, la entusiasta Minerva y un selecto grupo de sicarios. También participaron de alguna manera el prestigioso presbítero Oscar Robles Toledano, que se encontraba en Nueva York en esa época, y hasta el mismo Porfirio Rubirosa, que algún día sería interrogado por el Fiscal del Distrito de Nueva York en relación al hecho.


(Historia criminal del trujillato [85])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Tony Raful

La venganza fue de “espanto y brinco” (2) (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2015/03/24/361032/la-venganza-fue-de-espanto-y-brinco) “Tavito y Antonio de la Maza… principio y fin” (https://hoy.com.do/tavito-y-antonio-de-la-maza-principio-y-fin/)

Juan Daniel Balcácer,

El caso Galíndez- Murphy: Una crónica de terror (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/08/14/578159/el-caso-galindez-murphy-una-cronica-de-terror)

José del Castillo Pichardo

El Sino Trágico de Galíndez

(https://www.diariolibre.com/opinion/columnistas/2022/04/14/a-la-pluma-de-galindez-se-debe-la-era-de-trujillo/1770330)



7/5/22

La venganza de los Bernardino (2)

Pedro Conde Sturla

6 mayo, 2022


Galíndez nunca vio venir el terrible golpe que le deparaba el destino, o mejor dicho la bestia. El 12 de marzo de 1956 desapareció de la faz de la tierra. Una hermosa mujer lo engatusó, le tendió una trampa en su propio apartamento de Manhattan. El apartamento donde lo drogaron y de donde lo llevaron al aeropuerto. El aeropuerto donde lo esperaba un avión que lo trajo drogado a Montecristi, haciendo escala en Miami. El avión que pilotaba el joven Gerald Murphy. El avión en que también viajaba el médico Miguel Rivera, el médico que drogó a Galíndez y lo mantuvo drogado durante el vuelo. El vuelo en que además venía el inefable Felix W. Bernardino.

Desde Montecristi Galíndez fue trasladado en ambulancia u otro tipo de vehículo adecuado al fronterizo pueblo de Dajabón y desde Dajabón a Ciudad Trujillo en un avión de la CDA, la célebre compañía dominicana de aviación.

Según se sabe, el piloto Murphy, de apenas 22 años, había sido contratado, comisionado discretamente para que trajera a un supuesto enfermo terminal a Montecristi, y Octavio de la Maza, aliasTavito, había sido enviado a buscarlo a Dajabón, a buscar “un paquete”. Eso fue lo que les dijeron. Eso era todo lo que sabían o creían saber. Ninguno de ellos tuvo conocimiento de lo que estaba ocurriendo.

Cuando Galíndez recuperó la lucidez tenía 41 años de edad y estaba en el infierno, quizás en Hacienda María, en manos de la bestia, la bestia que lo encaraba y lo encuadraba, la bestia con sus ojos de fiera y su sonrisa de hiena. La bestia que lo devoraba con la mirada, como hacen las lechuzas con sus presas antes de consumirlas. El hombre que lo había irrespetado, desconsiderado y calumniado estaba a sus pies. Con él se tomaría su tiempo, todo el tiempo del mundo, lentamente, sin prisa... Le quebraría el alma antes que el cuerpo.

Dicen que le hizo comer un ejemplar de la tesis que habían encontrado en su apartamento de Manhattan o por lo menos unas cuantas hojas. dicen que probablemente lo sometieron a todos los horrores imaginables, dicen que lo desollaron, dicen que lo quemaron a fuego lento, dicen que le sacaron las uñas y que le sacaron los ojos y que le habrían aplicado picanas en los genitales, dicen o pueden decir que le arrancaron la lengua, que le machacaron los testículos, y que le fueron rompiendo los huesos despacito, uno por uno, todos los huesos del cuerpo, desde los pies a la cabeza, pulverizándolos más bien uno por uno.

Dicen que finalmente lo echaron a los tiburones cuando todavía estaba quien sabe si medio vivo o medio muerto.

Crassweller afirma que la desaparición de Galíndez pasó varios días inadvertida y que cuando los primeros investigadores visitaron su apartamento encontraron que todo estaba en orden y que las pesquisas no señalaban en ninguna dirección. Cualquiera podía haber sido el culpable. Pero al poco tiempo empezaron a encenderse las alarmas y aunque lo que se sabía o sospechaba no podía ser demostrado, la opinión pública apuntaba en una dirección, señalaba a un responsable.

El escándalo que se armó en Estados Unidos y otros países fue algo parecido a un estallido, un estallido de indignación y cólera que sorprendió al gobierno de la bestia. Otras veces habían matado a un exiliado dominicano en ese país (empezando por Sergio Bencosme en 1935), y la prensa y las organizaciones democráticas habían protestado, algún funcionario se había pronunciado en contra de la bestia, pero en poco tiempo la noticia desaparecía de los titulares y el hecho no tenía mayores consecuencias. Quizás una amonestación, una advertencia de los altos mandos para que el SOB favorito del imperio mantuviera la compostura.

Pero Galíndez no era dominicano y tenía dolientes en el FBI y la CIA y a nivel del aparato gubernamental, y los medios de prensa no parecían agotar su caudal de noticias y empezó a cundir el nerviosismo entre los que tenían hecha y tenían sospechas.

Entonces la bestia ordenó que se realizara una operación de limpieza, un chapeo bajito, como se decía por estos rumbos, y en el curso de unos meses empezaron a desaparecer y morir en el país y en el extranjero algunos de los implicados en el rapto que menos confianza merecían. Unos siete u ocho en total.

Eliminaron, en primer lugar, según informes del FBI, a la persona que le echó gasolina en un aeropuerto de Long Island a la avioneta en que se llevaron a Galíndez. Eliminaron, en un accidente de tráfico en las cercanías de Villa Altagracia, a la criolla que había seducido y conducido a Galíndez a la trampa mortal.

En otro accidente de tráfico, ocurrido también en el país, eliminaron y desaparecieron a un demoníaco, un personaje que llamaban el Cojo, un cojo y bizco, con un ojo averiado, un oscuro delincuente internacional, un matón que estaba al servicio de Trujillo, un paisano de Galíndez que se hacía pasar por su amigo y jugó un papel de primer orden en el rapto.

El médico que lo drogó también murió de muerte innatural. No murió, sin embargo, en un accidente. Se optó por el suicidio con cianuro, algo más creativo.

Otro de los esbirros, un coronel cubano que sabía demasiado, optó asimismo por el suicidio. Se suicidó de varios disparos en su despacho.

El joven piloto Gerald Lester Murphy fue igualmente víctima de la pandemia de accidentes de tráfico y desapariciones. El día 3 de diciembre de 1956 su automóvil Ford, aparentemente abandonado, fue encontrado cerca de unos acantilados, en el malecón, a poca distancia del matadero municipal, pero de su cadáver todavía se ignora el paradero.

(Historia criminal del trujillato [85])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Tony Raful

La venganza fue de “espanto y brinco” (2) (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2015/03/24/361032/la-venganza-fue-de-espanto-y-brinco) “Tavito y Antonio de la Maza… principio y fin” (https://hoy.com.do/tavito-y-antonio-de-la-maza-principio-y-fin/)

Juan Daniel Balcácer

El caso Galíndez- Murphy: Una crónica de terror (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/08/14/578159/el-caso-galindez-murphy-una-cronica-de-terror)

Juan Daniel Balcácer

¿Por qué mataron al piloto Murphy? (y II) | Listín Diario (https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/07/31/576234/por-que-mataron-al-piloto-murphy-y-ii)

José del Castillo Pichardo

El Sino Trágico de Galíndez (https://www.diariolibre.com/opinion/columnistas/2022/04/14/a-la-pluma-de-galindez-se-debe-la-era-de-trujillo/1770330)

Tony Pina

El asesinato de Galíndez provocó otros crímenes - Noticiario Barahona (http://www.noticiariobarahona.com/2011/05/el-asesinato-de-galindez-provoco-otros.html)

Secuestro y asesinato de Jesús de Galíndez — El Nacional (https://elnacional.com.do/secuestro-y-asesinato-de-jesus-de-galindez/)

La trágica historia de Jesús Galíndez. Portal Carta de España. Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (https://www.inclusion.gob.es/cartaespana/es/noticias/Noticia_0349.htm).


La venganza de los Bernardino (3 de 3)

Pedro Conde Sturla

13 mayo, 2022


El asesinato de Murphy permitió a los servicios de seguridad del imperio establecer al poco tiempo una conexión con el rapto de Galíndez y empezar a atar cabos. Muy pronto —siguiendo el rastro de sangre— comenzarían los investigadores a relacionar con el mismo caso las demás muertes y procederían a armar el rompecabezas y a señalar al culpable con nombres y apellidos y se complicó mucho más la situación. La bestia quedó envuelta en su propia telaraña.

Además, ahora era culpable de la muerte de dos ciudadanos estadounidenses. Ahora la indignación de la prensa iba en aumento, numerosas voces exigían justicia y pedían una sanción ejemplar. El escándalo y las acusaciones le saldrían muy caras a la bestia en términos contantes y sonantes. No se sabe cuánto tuvo que pagar en sobornos o coimas para tratar de acallar a la prensa, aparte de lo que pagaba a ciertos funcionarios, diputados, senadores y periodistas, pero el dinero corrió olímpicamente.

Aún así, varios congresistas, junto a la novia y al padre y familiares de la víctima y hasta el mismo gobierno, el gobierno de Eisenhower, tomaron cartas en el asunto y no dejaban de presionar y la bestia no toleraba presiones.

Había, pues, que fabricar una solución, encontrar con carácter de urgencia un culpable y no fue difícil encontrarlo. Dicen que Felix Bernardino pidió a Octavio de la Maza, alias Tavito, y la bestia no pudo negárselo.

Sin embargo, Crassweller afirma que fue William Pheiffer, el embajador usamericano en el país, quien por primera vez involucró a Tavito en el espinoso asunto. Si lo hizo de buena o mala fe (quizás por iniciativa propia o en combinación con la bestia), no es algo que pueda establecerse. Muchos creen que el embajador cayó en una trampa, aunque no se puede descartar que él mismo haya tendido la trampa, que se haya plegado a la bestia por razones de simpatía pecuniaria o tal vez por órdenes superiores.

El hecho es que que el embajador sugirió, se limitó a sugerir de alguna manera que tenía conocimiento de que entre Murphy y Tavito había rencillas y rencores y una supuesta enemistad que convertía a Tavito en sospechoso y justificaba una investigación. Pidió una investigación.

A la bestia y a Bernardino les encantó la idea, por supuesto, una idea que facilitaba muchísimo las cosas, y acogieron la petición de inmediato. Había que complacer al señor embajador. No faltaba más.

Tavito y Murphy trabajaban como pilotos en la CDA, tenían por lo tanto una relación armoniosa o conflictiva, pero tenían una relación y Tavito tenía un antecedente funesto. Había una vez dado muerte a un compañero de trabajo que lo había acosado y baleado sexualmente y la historia en parte se repetiría. Le endosarían un expediente similar y lo acusarían de la muerte de Murphy.

Tavito fue arrestado el 17 de diciembre, el mismo día que el embajador presentó su petición, y no saldría vivo de la cárcel. Se le exigiría, en principio, que se declarase culpable, que confesara algo así como que Murphy lo había molestado y en forma probablemente agresiva y que él se había limitado a defenderse, que le había dado muerte, que lo había arrojado al mar, que los tiburones habrían dispuesto de sus restos. Es probable que si Tavito hubiese cedido a las presiones, si se hubiera reconocido culpable del crimen que no había cometido, hubiera sido condenado formalmente, lo habrían encarcelado durante algunos años en condiciones privilegiadas hasta que el caso se enfriara y entonces recobraría su libertad.

A Tavito, sin embargo, no le hizo gracia la propuesta y la rechazó vigorosamente. Empezaron entonces a presionarlo de la manera en que los esbirros de la bestia acostumbraban presionar a los prisioneros, pero Tavito no cedió. Se dice que Ramfis Trujillo, el hijo mayor de la bestia, había intervenido en su defensa cuando se produjo la muerte de Luis Bernardino en Londres, unos tres años antes, y volvió a intervenir en esta ocasión. Tavito pertenecía a la fuerza aérea, de la cual Ramfis era comandante y además era su amigo, su jefe y su amigo, pero su intervención no sirvió de nada. El día 7 de enero de 1957, Octavio de la Maza, alias, Tavito, a los 38 años de edad, amaneció sin vida en su celda del cuartel central de la Policía Nacional. Se había ahorcado, según la versión oficial, con un mosquitero, extrañamente un mosquitero, y había dejado una nota de suicidio donde lo confesaba todo.

El montaje no podía haber sido más burdo, burdo y descarado, desfachatado, y prácticamente nadie se lo creyó. Incluso el mismo FBI consideró que era falso, pero por lo menos se había cumplido con las formalidades de rigor. La versión oficial era esa, la que defendería el gobierno de la bestia cínicamente.

El asesinato de Murphy había puesto, pues, incidentalmente, en manos de los Bernardino la suerte de Tavito. Es posible que la bestia se sintiera compelido a saldar con ellos una deuda de gratitud o se sintiera irritado por la tozudez del inculpado, pero el hecho es que terminó permitiendo a los diabólicos hermanos consumar su venganza. Dicen que un sicario llamado Cesar Oliva García mató a Tavito de uno o varios tubazos en la nuca. Otros aseguran -y eso es lo más probable—que fue Félix Bernardino quien se dio ese gusto.

Paradójicamente, el crédito por el rapto no le corresponde solamente a Felix Bernardino (y quizás, sobre todo, al célebre Navajita) y al servicio secreto de la bestia. Hay quien opina —como Carlos Piera Ansuátegui— que Jesús de Galíndez no fue simplemente raptado, sino entregado en manos de bestia, “sacrificado en el altar mayor de la guerra fría cuando el peligro comunista sustituyó como fantasma al derrotado nazismo y el Gobierno norteamericano pactó con el régimen de Franco en un elocuente ejercicio de la máxima: ‘”El enemigo de mi enemigo es mi amigo’”. (1)

Una opinión parecida e igualmente desoladora sostiene José Luis Barbería:

“A estas alturas parece ya evidente que si Jesús Galíndez fue entregado a los esbirros trujillistas el 12 de marzo de 1956 en el centro de Manhatan no fue sólo para satisfacer la conocida vesania criminal de su jefe, sino también para eliminar a un testigo incómodo, un obstáculo en el espectacular giro estratégico que llevó a Estados Unidos a quebrar su actitud frente al régimen de Franco. En el documental Galíndez, el abogado norteamericano Stuart A. McKeever, viejo investigador del caso, apuntala la teoría de que su desaparición fue una operación urdida por gentes vinculadas a los servicios secretos norteamericanos. Los policías que investigaron el caso y los fiscales que intervinieron en la vista contra los agentes norteamericanos implicados comparten ese juicio”. (2)

(Historia criminal del trujillato [87])

NOTAS:

(1) Carlos Piera Ansuátegui, “La trágica historia de Jesús Galíndez”. (https://www inclusión Govea/cartaespana/es/noticias/Noticia_0349.htm)

(2) Jose Luis barbería “Las últimas verdades sobre el agente Galíndez”| Domingo | EL PAÍS (https://elpais.com/diario/2002/09/22/domingo

Bibliografía: por

Robert D. Crassweller, “The se hay and times of a caribbean dictator



El monstruo en su madriguera (1)



Pedro Conde Sturla

20 mayo, 2022


La bestia no lo sabía entonces ni tenía porque saberlo, pero la venganza de los Bernardino terminaría costándole finalmente la vida. Había permitido o propiciado la muerte de Octavio de la Maza para complacer a la familia Bernardino y había tenido la cachaza de darle formalmente el pésame a la familia De la Maza. Dicen que llamó a Antonio, hermano de Octavio, para expresarle sus condolencias y hacerlas extensivas a todos sus deudos. Para afrentarlo más bien, escarnecerlo, mofarse de su dolor y desafiarlo impunemente. La bestia estaba acostumbraba a humillar e injuriar a sus súbditos sin temer a las consecuencias, pero esta vez habría consecuencias. Esta vez la bestia se había extralimitado. La bestia había firmado, sin saberlo, su sentencia de muerte.


En los años finales de la tiranía la bestia estaba fuera de sus cabales, fuera de control. Tenía serios problemas de próstata, tenía incontinencia urinaria y alguna vez se orinó en los pantalones cuando participaba en una fiesta. Su hombría estaba comprometida, comenzaba a fallar y le fallaba con más frecuencia, pero su instinto criminal, su naturaleza de fiera enardecida iba en aumento.

Algunos de sus más cercanos colaboradores —como Cucho Álvarez, por ejemplo— dan cuenta de que en esos años la bestia se había vuelto más difícil que nunca de tratar. “Tanto a Anselmo como a mí –dice Don Cucho en sus memorias—nos tocó lidiar un toro bravo”. Sin embargo, “sólo a algunos pocos nos tocó lidiar al toro herido en los albores de su agonía”. Varias de las más abominables atrocidades (aunque ninguna de la magnitud de la matanza de haitianos) las cometería la bestia en esa época, incluyendo el exterminio casi total de los 198 expedicionarios del 14 y 20 de junio de 1959, el atentado del 24 de junio de 1960 contra el presidente venezolano Rómulo Betancourt (que finalmente lo indispuso con sus amigos del imperio), la brutal represión a que fueron sometidos los integrantes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el brutal asesinato de las hermanas Mirabal el 25 de noviembre de 1960… Añádase a lo anterior el incremento de la intolerancia, el espionaje, el ensañamiento contra el pueblo durante esos últimos años del gobierno de la bestia.

Fue en el inicio de ese período, cuando el escándalo por la muerte de Galíndez estaba en su apogeo, que Bernardino consideró prudente regresar al país y colgar los hábitos diplomáticos. Había vivido en las entrañas del imperio y conocía mejor que nadie los juegos pesados de sus servicios de seguridad y los peligros a que estaba expuesto. El también podía desaparecer o podrirse en una cárcel o caer en malas manos.

Bernardino gozaba de un inmenso desprestigio y era objeto de repudio, un soterrado y público repudio, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica y su propio país. Pero en su país estaría más seguro, toda la vida estaría seguro en su país, antes y después de la muerte de Trujillo, sin que nadie le tocara prácticamente un pelo.

Para desgracia de sus habitantes el monstruoso personaje se estableció en las cercanías de El Seibo, se enrocó, como quien dice, en una propiedad a la que fue añadiendo nuevas tierras que dedicó a la ganadería y a la siembra de caña y que llegó a tener más de treinta mil tareas. Treinta mil tareas que de seguro adquirió con malas artes y probablemente con ayuda del demonio.

En el lugar construyó una confortable residencia, una especie de madriguera, propia de un señor casi feudal, y se convirtió en poco tiempo en uno de los más ricos e importantes hacendados del lugar, en una especie de líder o cacique de los ganaderos y granjeros, un poderoso y temido señor de horca y cuchilla que durante años daría rienda suelta a sus instintos criminales y cometería todo tipo de desmanes y fechorías. Alguien odiado, aborrecido, y sobre todo temido.

En sus tierras utilizaba principalmente braceros y peones haitianos a los que pagaba, por supuesto, un salario miserable y dispensaba un trato de esclavos. Haitianos y dominicanos a los que amarraba de un poste y torturaba y azotaba con fuetes mojados y marcaba con hierro candente de marcar ganado cuando le salía de los forros y de cuyas vidas disponía a voluntad. A sus vecinos, eventualmente, también les reservaba un trato vejatorio. Disfrutaba —como ya se ha dicho en otra ocasión— ejerciendo la crueldad, abusando de los débiles y no tan débiles. Incluso los grandes hacendados tenían que andar con cuidado y con recelo. Era un azote. Un azote del diablo. Se le atribuía el envenenamiento de una vecina y otros asesinatos. A un infeliz limpiabotas lo machacó a golpes porque supuestamente se le atravesó, se le puso delante del caballo.

Uno de los mayores motivos de orgullo del monstruoso Bernardino fue la creación de un grupo paramilitar que llamó Jinetes del Este, del cual formaban parte agricultores, ganaderos, comerciantes, profesionales, periodistas y también sus matones e informantes. A Bernardino le encantaba pavonearse y al frente de los Jinetes del Este se pavoneaba todo el tiempo. El grupo surgió a raíz de las expediciones guerrilleras del 14 y 20 de junio de 1959 y tenia supuestamente como propósito la defensa del gobierno de la bestia, del hombre a quien Bernardino siempre llamaba mi generalísimo. Para lo que sirvió fue para que Bernardino se luciera y luciera sus caballos de raza al frente de sus jinetes y para que muchos de sus miembros cometieran abusos.

No todos los participantes eran voluntarios ni se habían adherido de buena gana a los jinetes de Bernardino. Tampoco eran voluntarios todos los que tomaron parte en una agotadora marcha que se inventó Bernardino para exhibirse ante su querido generalísimo con el pretexto de rendirle homenaje o pleitesía en el día de su cumpleaños, que también era día de su santo. La larga marcha a caballo desde el Seibo a Ciudad Trujillo, llenó de terror a muchos de los jinetes, pero el miedo que le tenían a Bernardino era más grande y le sirvió de incentivo a los indecisos.

La organización del evento había sido traumática desde el inicio, desde que Bernardino se molestó por la tardanza de los asistentes a la primera reunión. Bernardino había llegado puntualmente al lugar a la hora señalada y en cuanto pasaron unos minutos sin que se presentaran todos los invitados se le metió el diablo en el cuerpo, si acaso alguna vez salía. Montó en cólera, un cólera profundo, y montó raudo en su caballo. Los retrasados estaban en un restaurante, terminando de desayunar, y al restaurante se metió Bernardino con todo y caballo y causó destrozos, le tiró encima el caballo a los desayunantes, atropelló a varias personas, incluyendo un honorable senador y quizás un gobernador.

La marcha fue todo un éxito a pesar de que muchos se desmayaron y llegaron a la capital más muertos que vivos. Otros no resistieron el viaje y algunos trataron de evadirla y la evadieron. Mandaron en su lugar a un sustituto e hicieron la mayor parte del viaje en automóvil. Al llegar a las cercanías de la capital subieron a sus monturas y llegaron muy orondos al malecón y empezaron a desfilar con los demás jinetes en dirección al lugar donde pasarían con la frente alta frente a la bestia. Pero los chivatos de Bernardino los habían chivateado. Bernardino se había enterado y los hizo detener, los hizo apear vergonzosamente de sus caballos en presencia de la multitud que aplaudía y los veía ahora caminando con el rabo entre las piernas. 


(Historia criminal del trujillato [88])

Bibliografía:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.
Sebastián del Pilar Sánchez
“El temible Félix W”
(https://almomento.net/el-temible-felix-w/)
El libro de Don Cucho Álvarez
(https://hoy.com.do/el-libro-de-don-cucho-alvarez/)
Chichi de Js. Reyes
“Los jinetes del Este” (El Nacional, Imágenes de nuestra historia).













28/5/22

El monstruo en su madriguera (2 de 2)


Pedro Conde Sturla

27 mayo, 2022


El nombre de Felix W. Bernardino, alias Buchilai, es algo que la gente del Este de cierta edad todavía recuerda con espanto. Mencionar a Buchilai —un apodo de carnicero— era como mencionar al diablo y verlo venir al mismo tiempo. La presencia de Buchilai en El Seibo y sus alrededores era tal vez más agobiante que la de Petán en Bonao. Es posible que —en comparación con Buchilai— para muchas personas Petán Trujillo podía parecer un angelito. Ni siquiera los Cocuyos de la Cordillera, la organización paramilitar que ideó Petán para combatir a los guerrilleros del 14 y 20 de junio tuvieron tan mala fama como los Jinetes del Este de Bernardino. Petán era por lo menos un abusador, y de seguro era capaz de matar o de mandar a matar y había matado, pero no era un asesino compulsivo como Buchilai, un torturador, un sádico, cuyo nombre todavía produce escalofríos. Y además tuvo, desdichadamente, mucho mejor suerte que Petán. Muy buena suerte.


Bernardino maltrataba a los trabajadores de su hacienda, a los cuales profesaba al parecer un instintivo odio visceral, y maltrataba a sus vecinos y a todo aquel que se le pusiera en el camino. Al estilo de Trujillo y de los hermanos de Trujillo y de los generales de Trujillo, se apropiaba de la tierra, el ganado y todo lo que podía interesarle por los medios más expeditivos y brutales. Con tal de conseguir lo que quería (y a veces quizás simplemente por gusto) recurría al asesinato, a la coerción, a la más desalmada tortura. Bernardino robaba, incendiaba, asolaba, mataba rutinariamente con armas blancas o de fuego, envenenaba, ahorcaba, colgaba a sus víctimas de pies o de cabeza, los hacia despellejar a fuetazos, les metía mangueras por la boca o por el ano, las marcaba con los hierros de marcar ganado, como si fueran de su propiedad, arrasaba con sus cosechas, les sacaría las uñas y los ojos si acaso se le antojaba... No había límites para la maldad de ese demonio.

Sólo el ajusticiamiento de la bestia en 1961 y el llamado proceso de destrujillizacion, que llevó a cabo el Consejo de Estado entre 1962 y 1963, pondría un alto temporal a sus desmanes. Durante este gobierno de transición sucedió algo que muchos habían soñado y todos creían imposible: los asesinos de las hermanas Mirabal y otros cancerberos fueron sometidos a la justicia y condenados a penas de treinta y veinte años de prisión y encerrados en la Fortaleza Ozama (hasta que fueron puestos en libertad por el Coronel Manuel de Jesús Montes Arache durante la revuelta constitucionalista de 1965). Bernardino también sería sometido por una serie de horrorosos crímenes, pero no sería condenado ni sufriría muchas penas.

Al monstruoso Bernardino se le acusaba, entre muchas otras cosas, de haber asesinado a los hermanos Héctor y Pedro Díaz, a Demetrio Castro, a José Báez a Héctor Barón García, a Elías Kelly, a Clemente de la Cruz, a Gervasio Franco, y muchos más. Se le acusaba asimismo del envenenamiento de por lo menos una vecina que respondía al nombre de Ana María Padua, se le acusaba de haber infligido heridas y otros daños corporales a numerosas personas, se le acusaba de haber torturado a más gente de las que posiblemente podía recordar. Entre sus víctimas innumerables se mencionaba a Agustín Lagué, a Marcelino Cordones, a Isidro Morla, a Chichí José, a Domingo Guerrero, a Aquilino Valdez, a Celestino Sarmiento Messina, a José Safí, a Silvestre Sarmiento Messina y quien sabe cuántos otros… Pero igualmente se le acusaba de haber dado muerte en publico (en el momento en que sus compañeros celebraban y lo cargaban en hombros) al joven lanzador de un equipo local de pelota que había derrotado al equipo por el cual apostaba.

Las acusaciones parecían no tener fin. Se le imputaba a Bernardino el incendio de varias casas, el persistente robo de tierras y ganado, los asesinatos sistemáticos. Era un pirómano, un abigeo, un sicópata, un ser humano retorcido y brutal.

Todos en la región celebraron y suspiraron con alivio cuando por fin fue apresado en el mes de febrero del año 1962 y retenido durante varias semanas en una cárcel del El Seibo. De ahí sería trasladado y encarcelado en condiciones inmejorables en la penitenciaria de La Victoria, a poca distancia de la ciudad de Santo Domingo, que ya había recobrado su histórico nombre.
Bernardino no parecía sentirse a disgusto en aquella situación, al poco tiempo empezó a comportarse como si fuera el dueño de la cárcel, hacía galas de un tétrico buen humor, disfrutaba de una cierta libertad de movimientos y de la selecta compañía de los asesinos de las hermanas Mirabal y otros personajes demoniacos.

El proceso judicial y las vacaciones. carcelarias de Bernardino durarían unos cinco años, un período en el cual fue requerido de manera habitual en el llamado Palacio de Justicia, interrogado cientos de veces, visitado por agentes del FBI en relación al caso Galíndez.
Finalmente (el 24 de enero de 1966), fue descargado. Los inefables jueces de la Corte de Apelación de San Cristóbal desestimaron las acusaciones. Bernardino había actuado en todos los casos en permanente estado de locura. La víctima era él.

La farsa judicial culminó en 1966 con la ratificación de la sentencia, la liberación de todos los cargos contra Félix W. Bernardino por insuficiencia de pruebas. La excarcelación de Bernardino. La inmensa indignación y frustración, la manifestación de impotencia del pueblo dominicano.

Los cuantiosos bienes de Bernardino, sin embargo, habían sido confiscados y luego repartidos en 1963 por el Instituto Agrario Dominicano entre los campesinos de la región, pero no por mucho tiempo. Su amigo Joaquín Balaguer llegó al poder en el mismo año de su absolución y liberación y le devolvió todas sus riquezas. Bernardino también había llegado o había vuelto junto con Balaguer al poder, volvería a sus predios de El Seibo y volvería a las andadas bajo un manto habitual de impunidad. Muy pronto se vería envuelto en un escándalo internacional por la tortura y asesinato de un grupo de haitianos. Lo peor es que moriría en su cama, o por lo menos en una cama de los Estados Unidos, el 18 de marzo de 1982.

(Historia criminal del trujillato [89])

Bibliografía:
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.
Sebastián del Pilar Sánchez

“El temible Félix W”
(https://almomento.net/el-temible-felix-w/)

El libro de Don Cucho Álvarez
(https://hoy.com.do/el-libro-de-don-cucho-alvarez/)

Chichi de Js. Reyes
“Los jinetes del Este” (El Nacional, Imágenes de nuestra historia).


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