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29/5/20

ALICIA

(Un relato de Monedas en la fuente)
Pedro Conde Sturla



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Los padres ahora te reciben con esa fría cortesía que ha suplantado la confianza, el cariño casi familiar de otra época. Aceptan con la misma frialdad las sentidas condolencias, el pésame por la muerte de su hija y tú te alejas, te alejas simplemente de la fila que desfila para expresar con pálidas palabras, con efusión de abrazos un dolor que no sienten como tú, que nadie puede sentir como los padres. Esos padres que ahora no te quieren a su lado. Tú lo sabes, sabes que no te quieren a su lado y te pierdes entre la numerosa concurrencia, saludas a un conocido, no son muchos, aparte de la familia no son muchos y al hermano de Alicia, tu amigo de otro tiempo, no lo encuentras. No está en ese momento. ¿Por qué te fuiste sin avisar?, te hubiera preguntado. Nadie sabe cómo contrajo esa enfermedad.

25/5/20

CUENTOS BRUJOS Y OTROS ESPANTOS

Índice

Alucinaciones y espantaciones

Mecedoras

Galipotes

La rotonda

La yegua trotona

Calle sin salida

El espejo

El viento frío 

La ciudad pérdida

Me dijeron que no entrara ahí, doctor

Agua difunta

Otra vez el espejo 



Alucinaciones y espantaciones 

20 de febrero de 2017 


Confieso que Gógol me hace recordar episodios de la remota infancia pueblerina, veladas a la luz de velas y velones o temblorosas luces incandescentes amarillas, literatura oral, cuentos espeluznantes y espeleznudos en boca de personas que creían y te hacían creer al pie de la letra en lo que contaban, cuentos  de galipotes, de muertos que salen o aparecen, del diablo en persona fumando cachimbo, echando fuego por la nariz, cuentos que te ponían los pelos de punta, la piel de gallina, te aflojaban el fulimiñín y te ponían a ver nimitas (admitiendo que existan esas palabras), convertían el corto e interminable camino de regreso a la casa en una dimensión desconocida…

IRREVERENCIAS Y PROFANACIONES DE MARK TWAIN (1-15)

Irreverencias y profanaciones de Mark Twain (1)

 

Pedro Conde Sturla

18 de noviembre de 1919


De todos los escritores del mundo, quizá sea Mark Twain quien más se haya divertido contando lo que quería contar. Por eso el lector disfruta tanto con su implacable versión de la estupidez, la arrogancia, la ostentación y el disparate generalizado de la humanidad.» (Chicago Sun Times).




Dicen que Mark Twain decía que un banquero es un señor que te presta un paraguas en un día de sol y te lo quita en un día de lluvia.

Mark Twain era un irreverente que no sólo hablaba mal de los banqueros, sino también de la religión y de la Biblia en particular. Alguien que decía: “Cuando prohíben un libro mío en una biblioteca donde tienen la Biblia al alcance de cualquier joven indefenso, la ironía de la situación, en vez de irritarme, me divierte”. También decía que “La irreverencia es la campeona de la libertad, y su única defensa segura”.

Mark Twain tenía además una pésima opinión sobre los llamados seres humanos y de su propio país, era un  disociador y un poco ateo, un enemigo jurado del  colonialismo y el imperialismo, un lunático que decía que  “Dios creó la guerra para que los estadounidenses  aprendieran geografía” y que “la nueva bandera de los Estados Unidos debería ser con las rayas blancas pintadas de negro y las estrellas sustituidas por un cráneo y dos huesos  cruzados”.

En general, se manifestó en sus escritos periodísticos como un antiimperialista radical, se pronunció a favor de las  revueltas contra el despotismo zarista en Rusia, expresó las  mayores simpatías por los chinos en la Guerra de los bóxers y dedicó críticas acerbas a la política imperial del monstruoso Leopoldo de Bélgica en el Congo.

MEMORIA Y DESMEMORIA DE MONTERREY (1-17)





Yo ruego a la diosa voluble y arbitraria que preside los destinos
 de los hombres, que vuelque sobre todos nosotros
los dones de su favor... Pero, por mucho que quiera
protegernos, nunca nos dará tanto como hemos tenido;
como perdemos ahora. Podrá colocarnos en las que la
imbecilidad o cortedad de vista de las gentes llama cumbres; pero nunca volverá a ponernos tan alto como hemos estado, porque nunca más, ¡ay, amigos!, seremos
estudiantes!...

Alejandro Pérez Lugín
La casa de la Troya 
(estudiantina)


Memoria y desmemoria de Monterrey (1)
 27 de enero de 2020 | 

Comenzaron a llegar en bandadas a partir de 1963 (el año aquel dichoso en que eligieron a Juan Bosch presidente de la República Dominicana), y en  bandadas siguieron llegando por un tiempo. Llegaban como en racimo, en grupos de diez y quince y hasta cuarenta estudiantes, y seguirían llegando hasta ser más de cien. Un centenar de estudiantes dominicanos de todos los lugares del país, becados en su mayoría por la Corporación de Fomento Industrial, por el dichoso y visionario gobierno de Juan Bosch y Gaviño que Dios lo tenga en su gloria.

22/5/20

El viento frío

Pedro Conde Sturla 
4 de marzo de 2019 
Fue el sábado en la mañana, en el momento en que me estaba levantando, cuando sentí por primera vez el suave soplo del viento frío en las piernas y en los pies. Venía de abajo de la cama y eso fue lo que me extrañó. Entonces levanté las piernas y vi que los pies subían al mismo tiempo y dejé de sentirlo. Volví a bajar las piernas y los pies al mismo tiempo y volví a sentirlo. El soplo del viento frío luego se hizo audible cuál si fuera una música de fondo, un rumor apacible como el que acompaña el correr de los arroyos en el monte. Pero el apacible rumor me causó un desasosiego en lugar de apaciguarme.

MELODÍA INCONCLUSA

Pedro Conde Sturla
21 diciembre, 2019
Recuerdo todavía su mano alada o el ala de su mano que me decía adiós desde la ventanilla del tren, un adiós para siempre. Lo que se llama siempre. El tren que se alejaba, su rostro que se perdía en la distancia (el rostro de ella, no el del tren), las lágrimas que se asomaban a sus ojos (a los ojos de ella, no del tren). Recuerdo la soledad que me embargaba en la atiborrada y a la vez desolada estación de Termini. Roma estaría vacía para mí en adelante durante los pocos meses que me quedaban. Habían bastado unos segundos, ni siquiera un minuto, para que se esfumara una relación de cinco años y el mundo parecía de pronto un lugar inhóspito y sombrío. Pensé en “Las hojas muertas”, en aquella canción que tanto se nos parecía, en Jacques Prévert que la escribió, en los años felices en que fuimos amigos y amantes (quiero decir ella y yo, no Jacques Prevert y yo). Pensé, desde luego, en la época en que la vida era más bella y el sol brillaba más que nunca, pensé en las hojas muertas que el viento se lleva a la noche fría del olvido o algo parecido, en los recuerdos y lamentos. Pensé necesariamente en Yves Montand y en Mireille Mathieu que tanto cantaron “Las hojas muertas” hasta que el mar borró en la playa las huellas de los amantes desunidos. Pensé en la novia aquella que tuve en Monterrey.

DALLAS EL GUNMAN

Pedro Conde Sturla
23 agosto, 2019



Marcial Lafuente Estefanía divisó a lo lejos al muchacho que caminaba en dirección al rancho con pasos torcidos. Traía la silla de montar al hombro y a medida que se fue acercando pudo ver que estaba flaco, débil, esmirriado. En algún lugar del desierto había perdido la montura y parecía a punto de colapsar mientras avanzaba con un andar cada vez más vacilante hacia el pozo. Por un momento le pareció que no iba a poder llegar y  Marcial Lafuente  Estefanía fue a su encuentro y le pasó la cantimplora.

Juan Bobo y Pedro Animal

Pedro Conde Sturla
26 julio, 2019
Juan Bobo y Pedro Animal eran parte de la infancia. Muchos crecimos con ellos y con “Los cuentos de seño Ambrosio”, de César N. Perozo. Cuentos de humor ingenuo que pocos conocen ya o simplemente recuerdan. Juan Bobo y Pedro Animal estaban en boca de los niños de escuelas, campesinos y letrados, circulaban en mis años juveniles como literatura oral y hasta hace poco tiempo pensaba que eran producto del folklore nacional, de la cultura que compartimos en esta parte del mundo. De hecho, hay quien considera que Juan Bobo pertenece a la literatura infantil dominicana, y bajo este rótulo aparece en un blog el cuento “En una misa me rompieron la camisa” (https://infantojuvenildominicana.blogspot.com/2018/05/juan-bobo-en-una-misa-me-rompieron-la.html).

El diablo y Pedro Animal

Pedro Conde Sturla

Recuerdo perfectamente el día en que Pedro Animal fue a buscar trabajo en la finca del diablo. El día en que me lo contaron, quiero decir. Eso no lo puedo olvidar por más que quiera, es un recuerdo imborrable, una mancha indeleble. Los pelos se me ponían de punta al escuchar la narración porque entonces tenía pelos, y la piel se me engranujaba, se me ponía de pronto como papel de lija, como carne de gallina.
Las luces amarillentas del alumbrado en Macorís del Jaya, la atmósfera enrarecida, la imaginación desbocada, mis tiernos años de vida y mis nervios de cervatillo contribuían a duplicar la tensión de las narraciones que se sucedían a veces sin cesar, una tras otras, en la voz de la contadora que creía firmemente en todo lo que contaba. 

21/5/20

BARRACUDA

Pedro Conde Sturla

Ah, si me vuelvo 
ese pasante ya no es sino bruma. 
Misoaka Shiki

BARRACUDA es el seudónimo de un poeta que escribe y se mueve como un pez. Entra y sale, sinuoso, del Palacio de la Esquizofrenia sin levantar sospechas, a pesar de sus ademanes anfibios. Pasar desapercibido es su destreza: signo y sino de pez. Un minuto lo ves, un minuto no existe: prototipo del hombre que no está, discreto ausente, “más discreto/ que el silencio”.
Barracuda, por ejemplo, se instala en su espacio de reflexión: la mesa del rincón que otros evitan, junto a la entrada del baño, donde presiente el agua. Se amuebla, se acomoda, predispone el ambiente en términos acuarios. Ahora respira en su elemento, palpita su corazón de pez fuera de serie. Nadie lo nota ni quiere ser notado.  Desde el acuario puede ver sin que lo vean, oír sin ser oído, leer sin que lo lean. Y escribir, sobre todo.

EL COLMADÓN DE LOS FURUFOS


            Pedro Conde Sturla
            Un relato de Ritos ancestrales 
           

A la grata memoria de Joselín Miniño.

         El Filósofo adopta un aire entre ecuménico y paternalista y pide calma y pide moderación y pide orden y pide una soda amarga y pide hielo frío, bien frío, con una voz rasgada y cordial que quiere ser autoritaria, pero el dependiente del colmadón no se da por enterado y el Filósofo vuelve a reclamar hielo frío, bien frío, por favor hielo frío, y una silla y un vaso para el ingeniero que acaba de llegar. Siéntese, por favor, ingeniero, y toma un respiro y toma un trago corto y toma de nuevo la palabra y reanuda el tema de la revolución francesa, el papel de los furufos en la revolución francesa. Robespierre, por ejemplo, era un furufo, un don nadie, un carajo a la vela, un descastado. Y Marat otro furufo. Y Danton más furufo. Furufos todos y fusiladores.

20/5/20

EL LADRÓN

(Un relato de Los cuentos negros)
Pedro Conde Sturla


EL HOMBRE echó un vistazo en derredor y se detuvo
junto a la farmacia: apretó los puños, se mordisqueó
nerviosamente los labios y continuó avanzando
hasta llegar al muro del patio. Entonces volvió a
mirar en torno para comprobar que las calles permanecían
desiertas, silenciosas y esfumadas. En las casas
de la vecindad no se advertía el menor movimiento.
La noche estaba crecida. Se respiraba un aire denso
y duro, oloroso a carbón y a frituras de mercado.

19/5/20

EL PERRITO PINTO

Un relato del libro Ritos ancestrales
http://www.amazon.com/-/e/B01E60S6Z0
Pedro Conde Sturla

[Existir en toda su intensidad, con el despliegue
de alegría, dolor, angustia y gozo que la existencia
conlleva, no es una opción, es la definición de estar
vivo, y es tan ineludible, afortunadamente, como
respirar. O cooperamos con lo inevitable y le sacamos
partida, o nos colocamos de espalda a nuestra propia
potencialidad de ser plenamente. 
Ginny Taulé]

A
hora que despierto un poco al soplo de un breve resoplido, abro los ojos y me enfrento a los ojillos dulces y marrones del perrito  pinto que acerca su nariz a mi nariz, la expresión risueña, la cabeza del foxterrier perfectamente triangulada, las orejas gachas o tumbadas a mitad, en forma de v invertida, las motas marrones en la frente a manera de contraste con su color blanco y negro, su corpulenta anatomía y al final un rabito que se mueve como un péndulo enloquecido, sonriéndome con el rabito y con los ojos, alertándome para que me despierte y juegue con él, resoplando y acercando cada vez más su nariz a mi nariz.

IRREVERENCIAS Y PROFANACIONES



Cuando prohíben un libro
mío en una biblioteca
donde tienen la Biblia al alcance de cualquier
 joven indefenso, la ironía de la situación
en vez de irritarme me divierte
Mark Twain
La irreverencia es la campeona de 
la libertad, y su única defensa segura
Mark Twain
La irreverencia es la madre de
los tomates 


 PCS
ÍNDICE:
Profundo púrpura
Los ritos ancestrales
Cantar de los cantares
El nazionalista
Al maestro con cariño
La novicia rebelde
Crónicas tardías desde el Palacio de la esquizofrenia


PROFUNDO PÚRPURA

(Un relato del libro Los cuentos negros)
Pedro Conde Sturla
















FÁBULA DEL FABULADOR

Un relato de Los cuentos negros
De venta en:
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        Pedro Conde Sturla
       (1)
        [Donde se describen las peripecias de nuestro héroe en los llanos venezolanos y la aventura galante con una marquesa telefónicamente infiel durante su luminosa estadía  en París].   



Uno se lo imagina todavía, a Dato Pagán Perdomo, rodeado de serpientes en los llanos venezolanos. Ahora está sentado a una de las mesas del Palacio de la Esquizofrenia -la Cafetería Restaurante El Conde-, compartiendo con sus cofrades. Minutos antes viajaba en el autobús que había embestido contra aquel objeto que parecía moverse y se movía. La anaconda del grueso de una palmera había salido de la nada y el autobús repleto de pasajeros le pasó por encima y estuvo a punto de dar un vuelco. Fue un tumbo fantástico, de casi dos metros, por lo menos. El autobús se elevó en la pista, cayó con un ruido enorme –gritos despavoridos de los pasajeros- y anduvo un trecho en dos ruedas, hasta que recobró la estabilidad.

Los Cocodrilos (Ensayo sobre poetas)

Pedro Conde Sturla
Los Cocodrilos
(Ensayo sobre poetas)
Santo Domingo,

República Dominicana

2016