Pedro Conde Sturla
7 julio, 2023
A la frontera con Haití nunca llegarían. Se pasaron la noche caminando, descansaron un rato al amanecer y se dirigieron hacia el oeste. Tenían cuarenta y ocho horas sin comer ni dormir y el agua de las cantimploras, de las dos únicas cantimploras, se agotó rápidamente y empezaron a sentir las punzadas de la sed. El cansancio, el hambre, el calor y la falta de sueño, pero sobre todo la sed.