(un cuento para los niños de Gaza)
Pedro Conde Sturla
16 febrero, 2024
El obix es un ave de ascenso y descenso vertical. Sube lentamente en forma de globo, como ciertos aviones de geometría variable, y luego despliega lentamente las alas y empieza a planear plácidamente. Vuela hacia donde se le antoje, sin rumbo fijo. Cuando se cansa, si acaso se cansa alguna vez, recupera la forma de globo para dormir o reposar, un globo en forma de hamaca, y se oculta y se acomoda en algún manto de mullidas nubes y medita u holgazanea o se pone a contar las estrellas, a dialogar con los astros. Se alimenta del agua de las atmósfera, el agua más pura del mundo, y de los insectos que atrapa, los insectos más limpios del mundo. De modo que casi no necesita bajar a tierra y no baja más que cuando le resulta indispensable, casi nunca. Ni siquiera cuando está enfermo. Ni siquiera para morir.