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14/4/23

Los festejos de la bestia

Pedro Conde Sturla

14 abril, 2023

Ernest Hemingway en Cuba

La bestia tenía muchos motivos para celebrar y hubo grandes celebraciones. El año 1947 había sido difícil desde el principio, pero la razón y el orden habían prevalecido, prevaleció el régimen de terror de la bestia. El 16 de agosto se había juramentado de nuevo como presidente, por cuarta vez presidente, elegido casi por unanimidad. Los comunistas del PSP y los antisociales de Juventud Democrática, que habían desafiado su gobierno públicamente, estaban en el exilio o en la cárcel o estaban muertos. La mayor amenaza que se había orquestado contra su gobierno, la expedición de Cayo Confites, se había derrotada en parte a sí misma…


Darío Castellanos era un niño de 10 años y recuerda bien las manifestaciones de adhesión a la bestia antes y después del fracaso de la expedición, los miles de campesinos que desfilaban en la capital armados de machetes, vociferando vivas a Trujillo y siguiendo los cuerpos militares. La invasión se había estado esperando en cualquier momento y cuando llegó la noticia del apresamiento de los hombres de Cayo Confites se produjo una explosión de júbilo en las altas esferas del gobierno. El pueblo dominicano también manifestó, por las buenas o por las malas, una aparatosa alegría. El héroe del momento era Trujillo. El salvador de la patria era Trujillo. Un coro de alabanzas se extendió por todos los rincones del país. La gente hacía cola para felicitarlo por su hazaña.

«Un botón de muestra del renovado y delirante culto a la personalidad del dictador lo brindó el diario La Nación de Santo Domingo, el 11 de octubre de 1947, en un comentario sobre la frustrada expedición. Según el articulista, “el Presidente Trujillo, solo el Presidente Trujillo, sin disparar un tiro ni derramar una gota de sangre” había ganado una batalla contra “mil ochocientos bandidos y piratas”. Desde su escritorio, añadió, “con la serenidad de un estratega que formula un plan para la victoria, el Generalísimo Trujillo, nota tras nota, fue informando al Gobierno cubano y a la opinión pública internacional del crimen que se fraguaba”». (1)

Paradójicamente «Se había cumplido al pie de la letra la profecía del expedicionario Danilo Valdez cuando aseguró que del cayo solo saldrían para las cárceles cubanas. En la capital dominicana, en tanto, Trujillo y su corte guardaban un astuto silencio y disfrutaban la victoria. Tenía razones el Generalísimo para estar feliz, pues sus deseos se habían convertido en realidad: la expedición había sido fríamente aniquilada por sus propios patrocinadores». (2)

Con mayor claridad y precisión Roberto Cassá atribuyó el fracaso de la expedición a que «Trujillo obtuvo el apoyo del imperialismo y pudo presionar exitosamente contra el Gobierno cubano, el cual se vio obligado a disolver el Ejército expedicionario». (3)

El gobierno cubano de Grau San Martín se desligó o pretendió desligarse de todo vínculo con los expedicionarios antitrujistas y los abandonó a su suerte. Oficialmente y extraoficialmente se dijo que Cuba se había limitado a ofrecer hospitalidad a los exiliados dominicanos y que los exiliados habían abusado de la misma. El gobierno había tenido que intervenir en el último momento para impedir un atropello contra una nación amiga. Curiosamente, hasta el nombre de un escritor de la fama y popularidad de Ernest Hemingway salió a bailar en el desastre de Cayo Confites. En rigor, Hemingway siempre se había mencionado durante los preparativos de la expedición y es muy probable que hubiera simpatizado con los revolucionarios y hasta prestado algún tipo de colaboración. De hecho, el célebre Telesforo o Telesforito Calderón, el secretario de la presidencia del gobierno de la bestia, lo había acusado de participar en las «andanzas de la brigada internacional comunista que intentaba atacar a la República Dominicana» Una acusación a la que daría crédito el semanario Times, asegurando que Hemingway había advertido a los “filibusteros” de Cayo Confites de la necesidad de acelerar la operación y de que «la demora sería fatal» (4)

Hemingway sería acusado además de haber dado alojamiento en su hacienda de Cuba a los pilotos norteamericanos y muchos de los “filibusteros” que integraban la expedición y hasta de disponer de miles de hombres armados para desatar un pandemonio contra la República Dominicana.(5)

Aparte de calumniado, se vio perseguido, su propiedad fue allanada por un pelotón de soldados que le mataron un perro y tuvo que dejar el país, al menos durante un tiempo prudente. (5)

Los miembros del ejército expedicionario no pasarían por suerte mucho tiempo en la cárcel ni tantas penurias como en Cayo Confites, gracias a la firme determinación de algunos de sus dirigentes, y de uno de ellos en particular. Los abogados defensores presentaron recursos de habeas corpus a principios del mes de octubre para obtener la libertad de los prisioneros y el Tribunal Supremo de Justicia estaba a punto de concederla, pero antes de que sucediera, el más impaciente y cascarrabias de todos —es decir, Juan Bosch— se declaró en huelga de hambre, huelga de comida y agua, porque la cosa iba en serio. Bosch le dio inicio a la huelga casi desde el mismo momento en que había sido detenido con los hombres del buque Aurora y de inmediato fue secundado por los que estaban detenidos en otras cárceles. La prensa cubana se hizo eco del acontecimiento y se produjo un escándalo mayúsculo. Tanto así que el general Pérez Damera mandó a buscar a Bosch y se reunió con él en presencia de varios periodistas, y después de un breve acuerdo, a condición de abandonar la huelga, accedió a soltar o comenzar a soltar a los rebeldes. En cambio Bosch fue a parar varios días al hospital. Estaba tan débil y consumido que su estómago ni siquiera resistió un jugo de naranja y se le diagnosticó disentería.(6)

En Santo Domingo, los festejos y el júbilo de la bestia corrían parejos con la más brutal intolerancia. La oposición al régimen persistiría, sin embargo, en el interior y el extranjero, a pesar de que se iniciaba una de las etapas más represivas de la era gloriosa. Incontables opositores serían asesinados en el país, y otros como Mauricio Báez y Manuel de Jesús Hernández morirían o desaparecerían en La Habana, Andrés Requena y Jesús de Galíndez en Nueva York, José Almoina en Ciudad México… El brazo largo de la bestia se hacía cada vez más largo y la oposición más terca, tozuda, incluso temeraria. Muy pronto, apenas dos años después de Cayo Confites, el exilio emprendería el camino de Luperón. 


(Historia criminal del trujillato [121])

Notas:

  1. Humberto Vázquez García, “La expedición de Cayo Confites”, p.382
  2. Ibid p. 359
  3. Citado por Humberto Vázquez García,  “La expedición de Cayo Confites”,  p. 374  
  4. Humberto Vázquez García, “La expedición de Cayo Confites”,  p. 367 
  5. Ibid 
  6. Ibid p.361

Bibliografía:

Humberto Vázquez García, “La expedición de Cayo Confites

3/3/23

Aquellas tardes en que nos reuníamos con Norberto

Pedro Conde Sturla

Nadal Walcot: el Caribe abigarrado de cocolos, trenes y guloyas


De aquellos domingos, aquellas tardes dominicales en que Felix y yo nos reuníamos con Norberto a tomar cerveza, ya solo queda el recuerdo, apenas un recuerdo vaporoso. Norberto jugaba con sus hijas Ruth y Malva, bromeaba con su esposa, ponía música, hablábamos y tomábamos cerveza. Molinaza vivía en el cuarto piso y asistía a las reuniones. Pero Norberto se iría pronto para Boston y nunca más regresaría por mucho tiempo al país. 

26/2/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (1-15) Serie completa

Pedro conde Sturla


(1) El comienzo del comienzo

Juancito Rodríguez llegó a ser uno de los hombres más ricos del país, si acaso no el más rico. Dicen que llegó a tener mas de diez mil o quince mil cabezas de ganado, que los cerdos y las gallinas eran incontables, que tenía más de doce mil tareas sembradas de cacao y otras miles sembradas de café y otros productos agrícolas. Dicen que su finca, o más bien fincas, eran de las las mejores del área del Caribe. Dicen que producía millones de plátanos y guineos y víveres de todo tipo, que podía abastecer a toda la capital y que poseía una de las más acreditadas, quizás la más acreditada traba de gallos de lidia, finos caballos, una o varias cuadras de caballos de raza y paso fino, buenas casas, todo tipo de bienes a granel y mucho dinero…

24/2/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (15 de 15). La revolución traicionada

Pedro Conde Sturla

24 febrero, 2023

El Fantasma regresó prácticamente vacío, casi igual de vacío que como había partido cuando salió en busca de provisiones y combustible. Los taimados jefes de los barcos de la marina cubana les jugaron a los expedicionarios una broma pesada, la peor de todas. Los pusieron a descargar el buque con la promesa de atiborrarlo con alimentos y combustible y apenas les dieron un poco de combustible. Otra vez tuvieron, pues, los expedicionarios que trasladar las armas de una embarcación a otra (del buque Aurora al Fantasma), sin apenas haber comido.

17/2/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (14). La deserción de los trescientos

Pedro Conde Sturla

17 febrero, 2023



A pesar de todos los contratiempos, en el corazón de muchos expedicionarios se mantenía vivo el ideal del proyecto libertador. No abandonaban la idea de desembarcar en algún lugar de Haití, marchar hacia la frontera y dar la pelea por todos los medios. Otros ya estaban pensando en desertar y muy pronto desertarían. Masferrer y otros parias desertarían y traicionarían.

3/2/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (13). El rumbo hacia el desastre

Pedro Conde Sturla


 Rolando Masferrer 

El día soñado por fin había llegado después de tantos meses de penuria y el ejército expedicionario estaba listo para partir.

La distribución de las tropas en los diferentes buques se organizó racionalmente de acuerdo a sus  condiciones y capacidad, y a la especialidad y al estado de salud de los hombres en algunos casos.

27/1/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (12). La nave de la discordia

Pedro Conde Sturla

27 enero, 2023

Buques Fantasma y Aurora frente a Cayo Confites, 1947

En aquel islote devastado por el fuego amanecieron los frustrados expedicionarios aquel día memorable del 21 de septiembre de 1947. Uno de los tantos días memorables o inmemorables de Cayo Confites. Lo que tenían a su alrededor era un paisaje surrealista en el que todavía humeaban algunas brasas y yerbajos. A todos los embargaba un sentimiento de derrota y una rabia impotente entre pecho y espaldas.

20/1/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (11). El gran incendio

Pedro Conde Sturla 

20 enero, 2023


La masacre de Orfila desató de inmediato —tal y como lo describeTulio H. Arvelo— una guerra entre bandas rivales y una ola de persecuciones, registros y allanamientos que contaron con el visto bueno del general Genovevo Pérez Dámera, que se había convertido de repente en el hombre fuerte del país, y que fueron ejecutados por tropas del ejército. El operativo militar culminó el día 20 de septiembre con el allanamiento y registro de la finca América y el hallazgo de un sorprendente arsenal. La finca América era propiedad de José Alemán, uno de los funcionarios más encumbrados y corruptos del muy corrupto gobierno de Grau San Martín, el increíblemente rico ministro de educación, quizás el más firme aliado del movimiento de liberación. En esa propiedad encontraron suficientes armas para realizar una invasión y realizar varias guerras, todas las armas necesarias para el equipamiento de los buques y aviones que utilizaría el ejército expedicionario, bombas y proyectiles de varios tipos, ametralladores ligeras y pesadas, rifles, pistolas, revólveres,granadas, morteros y bazucas, municiones a granel, variados artefactos, un extraordinario surtido de pertrechos militares. Todo aquel valioso e indispensable material fue confiscado por la policía y se necesitaron trece camiones para transportarlo. (1)

13/1/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (10). El fin de la aventura

Pedro Conde Sturla


Genovevo Pérez Damera, Jefe del estado mayor del ejercito de Cuba. 

La expedición de Cayo Confites, a pesar de todos los problemas que confrontaba, no fracasaría a causa de sus conflictos internos sino por culpa de una nefasta confluencia de factores externos. El imperio y la bestia, cada uno por su lado, conspiraban desde el principio contra el movimiento, movían todos los hilos, los infinitos recursos de que disponían para malograrlo, provocar un aborto, la disolución del mas grande y mejor equipado y entrenado ejército que alguna vez se organizó contra el régimen de la bestia, y terminaron saliéndose con la suya.

6/1/23

Juancito Rodríguez y la expedición de Cayo Confites (9). La furia de todos los vientos

Pedro Conde Sturla

 Ramón Emilio Mejía del Castillo, alias Pichirilo, en compañía de Fidel y el Che


Muchas cosas andaban mal en Cayo Confites, y cuando nadie pensaba que podían ir peor comenzaron a agravarse, hicieron crisis, o más bien implosionaron.