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24/5/24

Cambio de bestia (5): La masacre de El Número contada por Juan Bosch

Pedro Conde Sturla

24 mayo, 2024

Los pormenores de la masacre de El Número han llegado hasta nosotros gracias a los testimonios de un sobreviviente que vivió lo suficiente para contarlo, a un policía que había participado en la matanza y cometió el error de confesarlo, y a un relato de Juan Bosch que no tiene desperdicio.

17/5/24

Cambio de bestia (4): La masacre de El Número

Pedro Conde Sturla

24 mayo, 2024




El entrenamiento militar de las fuerzas armadas en la era de la bestia sometía a sus miembros a una feroz disciplina, a un régimen de terror y obediencia ciega que los convertía en autómatas, en máquinas de matar. Se los iniciaba, además, desde el primer día en un culto casi religioso, el culto a la bestia, el temor a la bestia. Había que alabar a la bestia sobre todas las cosas, darle vivas al Jefe en cualquier ocasión. El Jefe era el pan nuestro de cada día, el santo de todas las devociones. El cotidiano grito de guerra: ¡Rompan filas, viva el Jefe!

10/5/24

Cambio de bestia (3): El potentado del Caribe

Pedro Conde Sturla

10 mayo, 2024

En el trono de la república se sentaba otro gobernante, es decir, otro títere, y nada había cambiado en esencia o cambiaría para empeorar. En efecto, la represión recrudecería en esos años (los últimos que le quedaban) en que la bestia no ostentó el título de presidente. En ese tiempo cometió la bestia algunos de sus peores crímenes e imprudencias y el aparato militar se fortalecía día tras día.

3/5/24

Cambio de bestia (2): Un incordio llamado Tacho

Pedro Conde Sturla

3 mayo, 2024

La ceremonia de entronización del hermano menor de la bestia como presidente putativo de la República fue todo un éxito. La bestezuela había sino beneficiada con un cargo honorífico y la bestia se reafirmaba como el hombre fuerte del país y ambas estaban felices. Pero todo habría sido mejor, a gusto de la bestia, si Somoza no hubiera asistido. Somoza fue, como quien dice, el pelo en el sancocho, que nunca falta, un inconveniente, un incordio, una molestia.

26/4/24

Cambio de bestia (1): Negro Trujillo en el trono)

Pedro Conde Sturla

26 abril, 2024

La bestia tenía muchos motivos para celebrar y hubo grandes celebraciones. El año 1947 había sido difícil desde el principio, pero la razón y el orden habían prevalecido, prevaleció el régimen de terror de la bestia. El 16 de agosto se había juramentado de nuevo como presidente, por cuarta vez presidente, elegido casi por unanimidad. Los comunistas del PSP y los antisociales de Juventud Democrática, que habían desafiado su gobierno públicamente, estaban en el exilio o en la cárcel o estaban muertos o lo estarían más adelante. La mayor amenaza que se había orquestado contra su gobierno, la expedición de Cayo Confites se había derrotada en parte a sí misma, y la de Luperón, apenas dos años después, se redujo a un breve episodio.

12/4/24

Una vez hace tiempo

Pedro Conde Sturla

12 abril, 2024

Una vez, cuando era niño —hace una eternidad, un bojote de años— el tío Mallín me llevó a un pasadía en el campo, a una finca agrícola y ganadera sembrada de yerba Páez y pangola, con su característico olor a vacas y caballos, a estiércol fresco, perfumado.

15/3/24

La fruta de la perdición (parte atrás)

Pedro Conde Sturla

15 marzo, 2024

Allí donde estuviera ella,
estaba el paraíso.
Mark Twain


Él dijo que fue ella quien vino con el cuento de la fruta, que él no estaba en eso, que se distraía leyendo él Génesis y escuchando a los ángeles cantar cuando la vio venir con sus malas intenciones. Ella puso esa carita que saben poner las mujeres y se hizo la mosquita muerta. Le dijo que le habían dicho que la fruta —la dichosa fruta de la discordia— contenía vitaminas para revigorizar el organismo, para evitar —entre otras caídas— la caída del pelo y para irrigar los complejos laberintos cerebrales. La fruta los haría más sabios, le quitaría a él un poco de todo lo que tenía de menso y se avisparía otro poco. Quizás mostraría interés en otra cosa.

26/2/24

EL ESCRITOR

Pedro Conde Sturla 


Alguna vez me han preguntado, me he preguntado yo mismo muchas veces cómo se convierte uno en escritor. Cómo se aprende el oficio.
Uno comienza juntando palabras con un trabajo enorme en mi caso, las pone unas al lado de otras y sobre otras, como si fueran bloques o ladrillos, como si fuera uno una especie de albañil.
Uno se pasa horas enteras para escribir una página y a veces muchos meses, muchos años para escribir un cuento o una novela.
Escribes durante días, durante meses, durante años, pero no eres escritor.
Disfrutas de la felicidad y el tormento de escribir, pero no eres escritor.  
Hasta que un día descubres una particular forma de decir las cosas que  puede ser tuya o no ser tuya, pero que sientes tuya. No sé si buena o mala, pero que sientes tuya.
El oficio consiste en ser tu mismo. El oficio consiste en encontrarte.     
Entonces uno se convierte, si acaso se   convierte, en escritor.

23/2/24

Cuentos de breves encuentros

Pedro Conde Sturla

23 febrero, 2024

En la niebla
Dicen que las cosas suceden porque suceden y a mí me sucedió encontrarla. Ella vino con su sombra y su misterio, envuelta en una niebla y un chal oscuro, de esos que ya no se usan. Una mujer envuelta en una niebla, en un chal y en un misterio y que parecía deslizarse por el lugar como una sombra sobre el agua. Una furtiva sombra.

16/2/24

El obix

(un cuento para los niños de Gaza) 

Pedro Conde Sturla

16 febrero, 2024


El obix es un ave de ascenso y descenso vertical. Sube lentamente en forma de globo, como ciertos aviones de geometría variable, y luego despliega lentamente las alas y empieza a planear plácidamente. Vuela hacia donde se le antoje, sin rumbo fijo. Cuando se cansa, si acaso se cansa alguna vez, recupera la forma de globo para dormir o reposar, un globo en forma de hamaca, y se oculta y se acomoda en algún manto de mullidas nubes y medita u holgazanea o se pone a contar las estrellas, a dialogar con los astros. Se alimenta del agua de las atmósfera, el agua más pura del mundo, y de los insectos que atrapa, los insectos más limpios del mundo. De modo que casi no necesita bajar a tierra y no baja más que cuando le resulta indispensable, casi nunca. Ni siquiera cuando está enfermo. Ni siquiera para morir.