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5/8/22

Rubirosa (10) El principio del fin

Pedro Conde Sturla

5 agosto, 2022

El escandaloso idilio de Rubirosa y Zsa Zsa Gabor —salpicado con historias de adulterio, peleas a puñetazos entre un marido agraviado y su agraviador, demandas de divorcio por infidelidad—, hizo las delicias de los lectores de las revistas del corazón. La llamada prensa rosa o prensa amarilla, que se dedica a avivar la hoguera de las vanidades, a escarbar en la podredumbre, en los asuntos privados de los famosos, se dio banquete con los chismes, rumores o cotilleos a los que daba origen la relación de Porfirio y Zsa Zsa. Incluso hasta provocó que la bestia suspendiera durante un tiempo al conocido play boy del servicio diplomático.

29/7/22

Rubirosa (9) Sobre las olas

Pedro Conde Sturla

29 julio, 2022

Durante casi dos meses, entre 1953 y 1954, Rubirosa estuvo informalmente casado con Barbara Hutton. Mientras duró el matrimonio (y antes y después de haberse matrimoniado), mantuvo una torrentosa relación con Zsa Zsa Gabor, que a su vez mantenía relaciones con su esposo y con amigos de ocasión. La impronunciable Zsa Zsa era una glamorosa y mala actriz húngara que se hizo famosa por su belleza, sus grandes ojos azules y sus numerosos enredos y escándalos amorosos. Era parte de un clan, el clan de las Gabor, al que también pertenecían sus dos hermanas, que eran también artistas o pretendían serlo. La jefa del clan era hasta cierto punto la madre, una ambiciosa mujer que había entrenado a las hijas en el más descarado arte de conquistar y desplumar a millonarios de edad avanzada y darse la gran vida. Zsa Zsa y sus hermanas estuvieron involucradas en por lo menos veinte matrimonios (de los cuales se le atribuyen nueve a Zsa Zsa) y nunca les faltaron pretendientes para seguir casándose, hasta que se retiraron de la profesión.

22/7/22

Rubirosa (8) En la cima del mundo

Pedro Conde Sturla

Doris Duke no era una mujer bonita como Daniel Darrieux y tampoco era artista. Era más bien una belleza atípica, alta, elegante, con facciones de tipo caballuno, ojos rasgados, sonrisa maliciosa y desafiante. Pero como inversión era inmejorable. La relación con Danielle Darrieux no le reportó a Rubirosa mayores beneficios, a excepción de unas joyas con las que dicen que se se quedó. En cambio el matrimonio (y sobre todo el divorcio) con Doris Duke lo convertirían en millonario, lo lanzarían además a la fama, la verdadera fama.

15/7/22

Rubirosa (7). El ascenso a la cumbre

Pedro Conde Sturla 

15 julio, 2022

La millonaria Doris Duke y Porfirio Rubirosa 

Después de su reconciliación con la bestia, Rubirosa ocuparía todo tipo de cargos en las embajadas dominicanas de varios países europeos y sudamericanos. Alguna vez sería secretario de primera clase en París, consejero en Bélgica y Holanda y Francia, secretario de la legación en Francia y Bélgica, encargado de negocios en Francia, embajador en Argentina, encargado de negocios en Roma. embajador y ministro plenipotenciario en Roma, encargado de negocios en Francia, consejero de la embajada en Francia y ministro consejero, embajador en La Habana, inspector de embajadas y muchas otras cosas. Todo lo que se le pudiera antojar a la bestia.

10/7/22

El acoso de los Bencosme

Cipriano Bencosme

El acoso de los Bencosme (1)

Pedro Conde Sturla 


19 de noviembre1930
(primera parte)

El general Cipriano Bencosme sobresale hasta cierto punto en la historia dominicana como un defensor de causas perdidas.

En 1911, a raíz del alevoso asesinato de su amigo y presidente Ramón Cáceres en los alrededores de Güibia, incursiona por primera vez en la lucha armada: toma parte en la llamada guerra o Revolución de los Quiquises, apoyando a Horacio Vázquez y Desiderio Arias contra los Victoria, que se habían establecido en el poder (aprovechando el vacío dejado por Cáceres) y pretendían de seguro quedarse por tiempo indefinido.

8/7/22

Rubirosa (6). El ascenso

Pedro Conde Sturla

Porfirio Rubirosa en el ring de su casa 

La familia de Rubirosa subió como la espuma a raíz de su matrimonio con Flor de Oro y superó rápidamente las estrecheces económicas. Varios parientes ocuparon puestos en la administración pública, se pusieron de moda, recuperaron su estatus, ascendieron socialmente. Rubirosa había dado lo que se llama un braguetazo, pero nunca pareció enterarse cabalmente de que estaba casado, no se dio cuenta, continuó con su vida de soltero, juntándose con sus amigotes, jugando juegos de azar, parrandeando, llegando a deshora a su casa con aliento alcohólico. Pronto empezó a tener problemas con la mujer, problemas en la milicia y con el suegro. Pero además Rubirosa seguía siendo pobre, no le alcanzaba el dinero y nunca le alcanzaría.

1/7/22

Rubirosa (5)

Pedro Conde Sturla 

1 julio, 2022


El enlace de Flor de Oro con Porfirio Rubirosa fue magistralmente descrito con inigualable cursilería por un periodista, un redactor, un plumífero de antología del diario La Opinión de Santo Domingo. Todos los presentes eran caballeros, distinguidas damas, príncipes de la iglesia, y el paisaje era pastoral, idílico, paradisiaco. La pomposa ceremonia transcurrió en “un maravilloso paraje de trópico, sinfonía de luz, de colores y de aromas, que es como decir balada de amor”. Transcurrió en “San José de las Matas, la eglógica Villa de los Pinares, prestigiada con la residencia temporal del Primer Magistrado de la Nación y de la Primera Dama de la República”.

25/6/22

RUBIROSA (1–11)

(Serie completa)

Rubirosa (1)

Pedro Conde Sturla 

 

De izquierda a derecha Felix W.Bernardino, Trujillo, Manuel de Moya Alonzo, una persona no identificata y Porfirio Rubirosa 


Es difícil encontrar un personaje tan despreciable y repulsivo, tan inmoral y tan frívolo, y a la vez tan popular y admirado como Porfirio Rubirosa. Porfirio Rubirosa Ariza.

Rubirosa fue el más famoso cortesano de la era de la bestia, quizás el dominicano más vergonzosamente mencionado y glorificado de la historia. Quizás Porfirio Rubirosa, junto a Pedro Henríquez Ureña y Maximo Gómez (guardando, por supuesto, las insalvables diferencias), sean todavía hoy los dominicanos de mayor proyección internacional.

24/6/22

Rubirosa (4)

PedroConde Sturla 

24 junio, 2022



Mansión presidencial, en San José de las Matas, donde se casó Flor de Oro Trujillo con Porfirio Rubirosa en 1932

Hay que imaginar que desde que conoció a Flor de Oro —y quizás desde antes de conocerla—, Rubirosa no pensaría en otra cosa. La hija de la bestia no era muy agraciada, debía tener un genio de mil demonios (como demostrarían a la larga sus ocho o nueve matrimonios fallidos), era seguramente una engreída, era dientuda o dentona, pero no carecía de encantos, ciertos encantos secretos. Flor de Oro tenía -según decían las matronas de la época- su música por dentro. Tenía, además, en especial, un atractivo que la hacía irresistible a los ojos de Rubirosa, algo inefable que la convertía en la mujer más deseada, la mujer de sus sueños. Era hija de la bestia. Era la gallina de los huevos de oro, era la llave maestra que le abriría la puerta del futuro. La mujer de su vida.

17/6/22

Rubirosa (3)

Pedro Conde Sturla



Porfirio Rubirosa a la derecha y sus hermanos Ana y César

La familia Rubirosa Ariza —con excepción de Porfirio— dejó a Europa en 1928 y regresó al país en un momento de crisis, de gran incertidumbre. El gobierno de Horacio Vázquez se tambaleaba y la bestia preparaba el golpe de mano que lo llevaría al poder. Porfirio había demostrado ser un caso perdido, un bueno para nada, y ahora de repente había perdido el apoyo económico del cual había dependido toda la vida. Aún así decidió tratar de sobrevivir y sobrevivió en París durante un tiempo a base de sus encantos, de sus buenas y malas artes, echando mano a todos los recursos que tenia a su disposición y a otros que improvisaría sobre la marcha, haciendo de tripas corazón. Hay quien dice que se ganó el pan como miembro de un conjunto de baile, que se exhibió en clubes nocturnos de mala muerte y en las calles, como artista callejero, quizás cantando y tocando guitarra. Pero las cosas, y sobre todo las mujeres, no se le dieron tan fácil desde abajo, sin la cobertura y el pedestal y el brillo diplomáticos y fracasó en casi todo lo que intentó, incluso como seductor, como Don Juan y gigoló, y al cabo de un tiempo tiró el guante y decidió regresar al país, al paisaje que había conocido en su infancia y del cual posiblemente no conservaba memoria. Pero lo peor es que ni siquiera tenía dinero para regresar y regresó de contrabando, como polizonte, en un barco mercante que lo dejó en Puerto Plata.

Porfirio había nacido en 1909, se había ido como hijo de diplomático a Europa cuando apenas tenía seis años y ahora regresaba con una mano delante y otra atrás, a fines del gobierno de Horacio Vázquez, cuando tendría unos diecinueve. Para peor, la situación de la familia no era buena y tendía a empeorar. Se agravó definitivamente cuando el padre murió en 1930 en San Francisco de Macorís. El año en el que se estrenaba el régimen de la bestia.

La gente que conoció y trató a Porfirio Rubirosa en esa época cuenta que su situación económica no era nada halagüeña y que se vio obligado a desempeñar oficios humildes. Los sábados y domingos, sin embargo, vestía sus mejores galas y se reunía en el parque con los jóvenes del pueblo, trataba siempre de destacarse, exhibiendo sus finos modales, sus conocimientos de idiomas y de mundo. Haber ido a París era una profesión, como se decía en ese tiempo. Ser blanco también era una profesión. Pero Porfirio hablaba con amargura y desencanto de sus frustrados sueños. A más de un conocido le contó que la gran meta de su vida era conquistar una mujer rica, pero sabía que para lograrlo también tenía que ser rico o por lo menos aparentar cierto nivel de bonanza. Se sentía irrealizado, sentía que no tenía presente ni futuro y no encontró nada mejor que hacer que engancharse a la guardia. 

Obedecer y recibir órdenes, dormir en incómodas literas, levantarse de madrugada y someterse a una disciplina, a una casi dictadura castrense no era lo suyo. Pero la carrera militar le abriría la puerta de sus sueños.Lo que menos pensaba Rubirosa, en el momento en que se puso el uniforme, es que esa mujer rica que había estado persiguiendo en la imaginación, muy pronto estaría al alcance de sus manos.

A la bestia le gustaba rodearse de hombres buenos mozos y gallardos, de gente elegante, atildada, bien vestida, y muy pronto se fijaría en Rubirosa y ese sería el principio de una gran amistad. La bestia lo designó como miembro de su escolta personal y al poco tiempo ostentaba el grado de capitán. Pero no cualquier capitán. El uniforme de Rubirosa estaba hecho a la medida, estrictamente a la medida de Rubirosa, todo en Rubirosa parecía estar hecho a la medida. Rubirosa lo medía y calculaba todo, como si estuviera permanentemente al acecho de una presa. Como en efecto lo estaba.

De una presa, de una codiciada presa había oído hablar y murmurar varias veces, la había oído mencionar, casi en secreto, y de seguro estaba esperando el momento de conocerla, la oportunidad de saltar sobre ella cuando el momento fuera propicio. De hecho, le saltó arriba casi desde el momento en que la vio y el salto estuvo a punto de costarle la vida.

El nombre de la agraciada era Flor de Oro Trujillo Ledesma, la hija superviviente de las dos que había tenido la bestia con una mujer humilde de la cual ahora se avergonzaba, de la madre de la única hija que tenía en esos años. Su hija llamada primorosamente Flor de Oro, la que había estado estudiando en París y regresó en 1932, a los diecisiete años de edad, la flor de la edad.

Semejante acontecimiento no podía ser pasado por alto y la bestia ordenó un recibimiento digno de una princesa. El Puerto de Santo Domingo se llenó de funcionarios y una multitud de curiosos. Toda una comitiva de edecanes, militares y cortesanos (entre los que no podía faltar y no faltaba Porfirio Rubirosa), fueron a recibirla. Flor de Oro bajaría del barco entre aplausos y voces de bienvenida, desfilaría entre filas de admirados admiradores, abrazaría a su amante padre. El padre le presentaría a sus acompañantes. Rubirosa le hablaría en francés, la deslumbraría desde el primer momento. Rubirosa también sufriría o fingiría sufrir un deslumbramiento. Se intercambiarían miradas furtivas. Se comerían con los ojos uno a otro.

Poco tiempo después Rubirosa estaría preso, mal preso, sería dado de baja deshonrosamente y reenviado a San Francisco de Macorís en las más vergonzosas circunstancias. 

(Historia criminal del trujillato (92)

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Henry Espinal, “Porfirio Rubirosa-Rubí. El playboy dominicano más famoso”

(https://m.facebook.com/historiadominicanaengraficas/photos/a.267065323491958/1738755342989608/?type=3)

Alí Khan (https://es.m.wikipedia.org/wiki/Al%C3%AD_Khan)

Lipe Collado – Porfirio Rubirosa. La Impresionante Vida de Un Seductor (https://es.scribd.com/doc/269366762/Lipe-Collado-Porfirio-Rubirosa-La-impresionante-vida-de-un-seductor-pdf)

Porfirio Rubirosa. Mi vida como playboy (https://www.cuestalibros.com/5056218252)

Pablo Clase Hijo “Rubirosa: El primer playboy del mundo” (https://www.amazon.com/-/es/Pablo-Clase-Sanchez-ebook/dp/B0742FJHHQ).

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