Pedro Conde Sturla
20 enero, 2023
La masacre de Orfila desató de inmediato —tal y como lo describeTulio H. Arvelo— una guerra entre bandas rivales y una ola de persecuciones, registros y allanamientos que contaron con el visto bueno del general Genovevo Pérez Dámera, que se había convertido de repente en el hombre fuerte del país, y que fueron ejecutados por tropas del ejército. El operativo militar culminó el día 20 de septiembre con el allanamiento y registro de la finca América y el hallazgo de un sorprendente arsenal. La finca América era propiedad de José Alemán, uno de los funcionarios más encumbrados y corruptos del muy corrupto gobierno de Grau San Martín, el increíblemente rico ministro de educación, quizás el más firme aliado del movimiento de liberación. En esa propiedad encontraron suficientes armas para realizar una invasión y realizar varias guerras, todas las armas necesarias para el equipamiento de los buques y aviones que utilizaría el ejército expedicionario, bombas y proyectiles de varios tipos, ametralladores ligeras y pesadas, rifles, pistolas, revólveres,granadas, morteros y bazucas, municiones a granel, variados artefactos, un extraordinario surtido de pertrechos militares. Todo aquel valioso e indispensable material fue confiscado por la policía y se necesitaron trece camiones para transportarlo. (1)