Pedro Conde Sturla
28 enero, 2022
Poca gente se alegró tanto y se benefició tanto de la caída de Paulino como Cucho Álvarez Pina y Paíno Pichardo. Ambos eran estrellas en ascenso en la época en que Paulino empezó a alcanzar el cenit de su carrera, pero Paulino encontró la forma de hacerlos a un lado y troncharles el camino, aunque también fueron víctimas (y beneficiarios) del sistema de premios y castigos intermitentes que la bestia aplicaba a todos sus funcionarios. Subían y caían rutinariamente del poder, y cuando caían, el infame Foro Público hacía de ellos picadillo. Algunos se mantuvieron a flote durante toda la era, pero en posiciones diplomáticas o burocráticas más o menos decorativas y secundarias, no en posiciones de mando. La gran hazaña de Paulino consistió en haber escalado y haberse mantenido en una posición tan cercana al poder y haber ejercido el poder junto a la bestia durante un periodo que superó todas las expectativas.
Muchos dicen que en algunas ocasiones Trujillo llegó a lamentarse en voz alta de haber prescindido de Paulino. No hay que dudar que resintiera la ausencia de Paulino, que le hiciera falta el agudo juicio de Paulino, el hombre que le resolvía todos los problemas y que también, lamentablemente, podía sustituirlo.