Pedro Conde Sturla
24 febrero, 2023
El Fantasma regresó prácticamente vacío, casi igual de vacío que como había partido cuando salió en busca de provisiones y combustible. Los taimados jefes de los barcos de la marina cubana les jugaron a los expedicionarios una broma pesada, la peor de todas. Los pusieron a descargar el buque con la promesa de atiborrarlo con alimentos y combustible y apenas les dieron un poco de combustible. Otra vez tuvieron, pues, los expedicionarios que trasladar las armas de una embarcación a otra (del buque Aurora al Fantasma), sin apenas haber comido.