Pedro Conde Sturla

En lo que serían los últimos años de la era gloriosa el instinto criminal de la bestia se exacerbó en grado superlativo, la bestia pareció enloquecer. La bestia cometía asesinatos tanto en el país como en el extranjero y su atrevimiento no tenía límites, no conocía límites, pero el atrevimiento lo llevó a la perdición, a enfrentar sanciones y el disgusto de sus padrinos tras el atentado contra Rómulo Betancourt, el presidente de Venezuela. Provocó su caída de la gracia de Dios, la gracia del imperio.