Pedro Conde Sturla

En el sueño, siempre estoy en la lomita. Las bases llenas. El estadio silencioso como una catedral. Ultimo inning. Sé que me odian, lo sé. Los miles de fanáticos de las Aguilas Cibaeñas que atiborran el estadio me odian cordialmente. Final de temporada, final de la serie. Dos strike y tres bolas y las bases llenas. Es como siempre soñé. Las águilas a punto de empatar y ganar el último juego de la serie, ganar el campeonato frente a los malditos Tigres del Licey. Todo era alboroto y alegría y de repente un silencio, uno de esos silencios que se pueden rebanar con cuchillo. Ahora me odian. Me odian con odio visceral. Me odian desde que subí a la lomita y retiré a sus dos mejores bateadores en línea. Me odian de verdad.