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16/8/25

El brazo de la bestia en el extranjero

Pedro Conde Sturla

A raíz del escándalo que provocó el rapto y asesinato de Jesús de Galíndez parecía sensato pensar que la bestia había escarmentado, que había aprendido una lección y que no volvería a aventurarse en semejantes empresas. Raptar a un extranjero en un país extranjero (en la misma ciudad de Nueva York) tenía serias consecuencias. Había desafiado al imperio y el imperio había mostrado su disgusto. O por lo menos fingió disgustarse. Sacó los dientes, emitió un gruñido. Pero la bestia no se lo tomó muy en serio. Lo de Galíndez fue sólo el comienzo, una especie de ensayo. Apenas un año después estaba tramando cosas peores.

8/8/25

La vida bajo el Servicio de Inteligencia Militar (SIM)

Pedro Conde Sturla

Nunca hubo en este país una época tan tenebrosa. Los llamados cepillos (aquellos claustrofóbicos Volkswagens negros, aquellas tres figuras funerarias en su interior), recorrían las calles de ciudades y pueblos con su lúgubre ronroneo y eventualmente se detenían a cualquier hora de la noche frente a una casa sin apagar el motor. Los funerarios podían estar buscando a alguien, podían haberse detenido por casualidad o por rutina, podían estar tratando de ubicar el lugar donde una o varias personas escuchaban noticias del exterior en onda corta, podían haber hecho un alto para arrojar un muerto frente a la residencia de sus familiares.

1/8/25

La ascensión de Johnny Abbes

Pedro Conde Sturla

2 agosto, 2025

Johnny Abbes era un ser excepcionalmente dotado para el mal. Exhibía, en efecto, un talento innato, una maligna inclinación luciferina, una vocación irreductible. Además se había preparado profesionalmente para ejercer el mal, se había organizado metódicamente: había adquirido en México los conocimientos que necesitaba para convertirse en un profesional del crimen. Es decir, tenía la formación y el talento y la plena disposición. El niño que se divertía sacándoles los ojos a los pollos había crecido y ahora quería sacarle los ojos a la gente.